Se
ha creído falsamente que la liberación femenina traería una época ilimitada de
prosperidad, reconocimiento, logros y felicidad para las mujeres y el mundo.
¡Basta ya de machismo!, era el grito unánime de las mujeres. Y, era no solo ecuánime
sino hasta deseable que entraran a dar una reforma de fondo y forma al
pensamiento masculino. Un mundo mejor anunciaban. Una política no solo menos
salvaje sino amorosa; una vida social llena de besos y abrazos; una economía bien
manejada (la mujer hace maravillas con el dinero se anunciaba); todo era pura
buena expectativa. Sin embargo, lo que paso fue que, las mujeres entraron al
mundo intelectual, laboral, social y económico con los mismos métodos y
pensamiento existente, es decir, el de los hombres y han contribuido al desastre
del mundo, dándole nuevos dolores.
En
un rubro concomitante se encuentran todavía mujeres con la vieja forma con la
que vivían en los años 50s y quizá hasta los 70s del siglo pasado, viviendo en
las tradicionales viviendas en donde era normal salir a los lavaderos a hacer
lo conducente y de manera derivada pero primordial, echar la plática con las demás
mujeres; de allí les vienen varios motes no muy afortunados. Las siguientes
generaciones reaccionaron contra esta visión corta y quisieron cortar de tajo
con el fardo de anatemas y pusieron manos a la obra. La liberación femenina había
entrado en escena. Los espectadores esperaban el desarrollo de la obra dramática
pero valiente. No obstante, el público se quedó en espera. La llamada liberación
femenina ni trajo los beneficios substanciales anunciados ni para las mujeres ni para el mundo. Por el contrario,
trajo más trabajo a las mujeres y más responsabilidades (trabajo pagado,
trabajo no pagado y manutención más atención para con los hijos), que han traído
como consecuencia carretadas de mujeres insatisfechas e histéricas.
Para
corroborar mi aserto véase las múltiples manifestaciones en las redes sociales,
invariablemente se ve a muchas mujeres inyectando sus desgracias en cada publicación.
Generalmente, solo las mujeres hombrunas que han alcanzado el amargo éxito,
siendo gobernadoras, diputadas, profesionistas o cualquier otra cosa considerada
como exitosa callan en doloroso silencio. La visión del demonio Schopenhauer se
pasea burlón por el mundo entero. La vida es sufrimiento interminable. Hasta
ahora el feminismo solo se ha volcado a la igualdad de derechos, dejando el
mejoramiento para nunca.
Es
lastimoso ver a tantas mujeres insatisfechas, frustradas e histéricas publicar
sus cuitas vulgares pero esenciales y no verlas, en general, en plena lucha por
cambiar para bien el mundo. Quieren el mismo éxito masculino, es decir, el
mismo estercolero. Véase a las mujeres en la política y se tendrá la visión más
dolorosa y vergonzante de la corrupción femenina y humana.
Es
deseable un feminismo que, entre de fondo a limpiar el cieno masculino impregnado
en todos los rubros de la vida. La mujer ha adoptado casi todos los hábitos y
costumbres impuestas por el machismo, se ha vuelto hombruna; ha perdido esa arma
magnifica, su feminidad. Con esto creyó liberarse y solo consiguió esclavizarse
y enajenarse léperamente. Toda la psicología del mundo se puede encontrar en
las redes sociales, incluyendo a la de las mujeres.
Ahora
bien, claro que estoy en contra de cualquier forma de mal trato a las mujeres y
a cualquier discriminación y en ese sentido camino junto a las mujeres bien armadas
y constituidas. Me gustan esas mujeres que dicen eso está mal, sea hecho por
hombres o mujeres y mejoran en todos sentidos las cosas. Por desgracia son las
menos, las más quieren los mismo que los hombres. Derechos iguales entre
hombres y mujeres significa, en la realidad, psicología y practica masculina,
es desear y practicar el mismo error. En
efecto, véase cada cual mujer lo que desea y vera que desea lo mismo y actúa en
consecuencia de la misma manera que hombre.
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