jueves, 3 de julio de 2014

EL ACTUAL ESTADO NACIONAL Y SU ÚNICA FUNCIÓN



El actual Estado nacional no está de parte de sus gobernados sino al servicio del gran capital y el gran capital quiere privatizar legalmente todo lo público para explotar, envenenar la naturaleza y exprimir hasta el último centavo al pueblo. En caso de que el pueblo se niegue o se manifieste se le aplica pronta el Estado de Derecho bajo la justificación del monopolio de la fuerza del Estado, es decir, la Ley del Garrote. Los ciudadanos poco importan a no ser que sea para producir a bajo precio y para consumir malos productos a precios altos. 

La represión del pueblo se maquilla, se simula bajo leyes positivas que van camino directo a proteger a los dueños del gran capital para que, en hordas sin control emulen a los bárbaros y puedan saquear impunemente todo lo que encuentren en las amplias llanuras.   

El Neoliberalismo no es una teoría económica de bienestar ni la práctica racional de producción y consumo sino la devastación de la naturaleza y la súper explotación de la fuerza de trabajo que utiliza la fuerza del Estado (una cascara vacía de democracia) para imponer las peores condiciones de trabajo a los precios más bajos. Es inútil que los grandes economistas traten de justificar la muerte y desolación, es decir, justificar lo injustificable. ¿Por qué ocultar la verdad?.  El Estado nacional es solo un vil instrumento listo para enviar masas de carne ansiosa de golpear, humillar, herir, matar y encarcelar a los descontentos  y guardar cariñosamente los intereses de las grandes trasnacionales.

México es el ejemplo perfecto de ello. El gobierno federal y los legisladores federales están ansiosos de cumplir con las funciones con que han sido ungidos por el pueblo: privatizar todo sin ninguna garantía a favor del pueblo. Privatizar en un Estado sin leyes que protejan al pueblo en lo mínimo ni castiguen a los malos funcionarios (la mayoría) que a pesar de los excelentes sueldos corrompen todo impunemente es, darles patente de corso. La corrupción es el deporte público y vaya que los políticos y gobernantes se esfuerzan denodadamente por ver quién es más corrupto. Basta con leer cualquier periódico de cualquier parte de la República para ver un día si y el otro también casos de corrupción impune. 

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