El
actual Estado nacional no está de parte de sus gobernados sino al servicio del
gran capital y el gran capital quiere privatizar legalmente todo lo público
para explotar, envenenar la naturaleza y exprimir hasta el último centavo al
pueblo. En caso de que el pueblo se niegue o se manifieste se le aplica pronta
el Estado de Derecho bajo la justificación del monopolio de la fuerza del
Estado, es decir, la Ley del Garrote. Los ciudadanos poco importan a no ser que
sea para producir a bajo precio y para consumir malos productos a precios
altos.
La
represión del pueblo se maquilla, se simula bajo leyes positivas que van camino
directo a proteger a los dueños del gran capital para que, en hordas sin
control emulen a los bárbaros y puedan saquear impunemente todo lo que encuentren
en las amplias llanuras.
El
Neoliberalismo no es una teoría económica de bienestar ni la práctica racional
de producción y consumo sino la devastación de la naturaleza y la súper explotación
de la fuerza de trabajo que utiliza la fuerza del Estado (una cascara vacía de
democracia) para imponer las peores condiciones de trabajo a los precios más
bajos. Es inútil que los grandes economistas traten de justificar la muerte y desolación,
es decir, justificar lo injustificable. ¿Por qué ocultar la verdad?. El Estado nacional es solo un vil instrumento
listo para enviar masas de carne ansiosa de golpear, humillar, herir, matar y
encarcelar a los descontentos y guardar
cariñosamente los intereses de las grandes trasnacionales.
México
es el ejemplo perfecto de ello. El gobierno federal y los legisladores
federales están ansiosos de cumplir con las funciones con que han sido ungidos
por el pueblo: privatizar todo sin ninguna garantía a favor del pueblo.
Privatizar en un Estado sin leyes que protejan al pueblo en lo mínimo ni
castiguen a los malos funcionarios (la mayoría) que a pesar de los excelentes
sueldos corrompen todo impunemente es, darles patente de corso. La corrupción es
el deporte público y vaya que los políticos y gobernantes se esfuerzan denodadamente
por ver quién es más corrupto. Basta con leer cualquier periódico de cualquier
parte de la República para ver un día si y el otro también casos de corrupción impune.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario