lunes, 28 de julio de 2014

A RÍO REVUELTO…



Rafael Moreno Valle ya no haya como salir del problema que él, mismo generó y que dio como resultado la muerte del menor José Luis Tehuatlie, como en otros casos en donde las autoridades son señaladas como responsables de crímenes o grandes desatinos; el gobierno de Puebla ha tomado como estrategia en la investigación, la consabida receta de enmarañar y confundir todo a efecto de que los hechos no se esclarezcan nunca. Este es el caso que nos ocupa. Véanse las declaraciones del gobernador, del procurador, los dictámenes de los peritos y las actuaciones de todos los que intervienen por parte del gobierno y se verá indiciariamente que tienen la consigna de no esclarecer la muerte del menor.

Ahora bien, por otro lado, es viejo y conocido el refrán que dice “A río revuelto ganancia de pescadores”, en este caso bien se puede sustituir el término “pescadores” por “políticos”. En efecto, se ha tratado de maquillar la búsqueda de beneficios políticos por parte de partidos y de manera individual la muerte del menor, tratando de hacer parecer que se busca la justicia cuando en realidad se buscan los ya mencionados beneficios políticos que darán como resultado beneficios económicos.

Los priistas, panistas y perredistas tienen en la mira a Rafael Moreno Valle, no con miras a lograr la justicia por la muerte del menor y resarcir los daños materiales a la madre (cosa imposible en la relación filial), sino con el ánimo de venganza y de minar la precandidatura que estaba construyendo el gobernador (por el momento detenidas) con miras a las elecciones presidenciales del 2018. Esto es deleznable.

Se ha creído erróneamente que el Derecho es pura y vil triquiñuela; sin embargo, en el presente caso nos da a luz sobre el tema vital y el tema vital es la muerte del menor. Para el Derecho el primer bien protegido lo es, la vida humana y en segundo lugar la propiedad y así sucesivamente. El Derecho tiene en primerísima estima la vida, es decir, valora la vida de manera absoluta y en esto concuerda con la Ontología, para esta la vida es absoluta, independiente y de ella dependen todas las demás regiones del ser: los objetos reales, los ideales y los valores. Claro la filosofía lleva a un plano más amplio y profundo la valoración de la vida; sin embargo, para el presente, ambas coinciden en que la vida es primero; el Derecho desde el ámbito de la justicia y la filosofía desde la radicalidad de la vida, ente primario.

Los actores primarios dentro de esta tragedia (El gobernador y sus detractores políticos), han preferido hacer uso de los anti valores y de los valores utilitarios por encima de los valores primarios que conlleva la vida. Sabemos que la vida ente metafísico cuando se pierde ya es irrecuperable y de allí nos viene su estima primaria con justa razón. No se crea que no hay quienes busquen la justicia pero, a menudo son los menos con recursos mínimos, a diferencia del gobernador y sus oponentes políticos que cuentan con el erario para hacerse la guerra. Ni se diga de la madre afectada, es bien sabido que no cuenta con los recursos económicos ni materiales para exigir justicia. Ahora bien, la falta de recursos económicos y materiales no significa que no intuya claramente los valores vitales. Radicalmente expreso que a ella no le interesaban los ofrecimientos materiales que anunciaba el gobernador públicamente en una entrevista. Ni tampoco se puede decir que no intuye los valores morales base de la ética que mostró cuando Luis Arturo Cornejo (con todo el aparato a su cargo) la asedio queriendo sembrar falsas impresiones sobre la muerte de su hijo, y en primer y último caso, queriendo culparla a ella y a los pobladores de San Bernardino Chalchihuapan, Puebla para exculpar al único responsable de la muerte de su hijo. A pie firme, con la mente clara a pesar de la perdida de su hijo se sostuvo en la verdad de su dicho. Para quienes litigan y saben lo que es tratar y enfrentarse a este tipo de cosas y casos saben bien lo que esto representa. Quizá en todo este entramado la única persona íntegra sea la señora Elia Tamayo, de ella, no se duda de su integridad y de su intuición infalible para estimar los hechos.

Si algo les queda de sana valoración a los responsables de la muerte del menor y a los encargados de esclarecer los hechos deben olvidar el río revuelto y volver a la senda de la sana valoración de los hechos y aplicar los valores correspondientes para rectamente aplicar la justicia. Lo contrario sería una respuesta cínica, es decir, desvergonzada y seguirán con ese apetito de perro (cinorexia) por el poder a toda costa.  


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