El
gobierno federal en conjunción con el del Distrito Federal, de los estados y
los partidos planeó imponer la tiranía como forma de gobierno y privatizar todo
lo público, aun en contra de la voluntad nacional. Previendo que habría protestas
en el Distrito Federal el gobierno de Miguel Ángel Mancera sirvió como como
testaferro para criminalizar las protestas. Los partidos por su parte pueden
decirse las verdades bien conocidas pero al final son fieles coadyuvantes del
gobierno federal y al final se unen para mantener al pueblo sometido. La
reforma energética esta consumada en detrimento del pueblo, los mismos partidos
que aprobaron en el Congresos General la reforma tiene el control de los
congresos estatales.
Si
los gobernantes y políticos cumplieran con propiciar las condiciones mínimas de
desarrollo de la nación mexicana esta no se vería en la necesidad de protestar
ya que tendría por lo menos las oportunidades de empleo, justicia, seguridad pública
y social, educación y mínimo bienestar. Tales condiciones no se cumplen y
seguramente no se cumplirán por parte del gobierno. Solo les queda la represión
a gran escala por el descontento que el propio gobierno genera. Si no fueran
tan corruptos e ineficientes los gobernantes y políticos seguramente no tendrían
que recurrir a todos los medios violentos, de control social y de medios de comunicación
pagados para simular la propia corrupción oficial que tanto defienden porque
son los propios benefactores de la misma.
Ante
esto, el pueblo no puede quedarse impasible e inactivo, debe mostrar que le
pertenece la soberanía y gradualmente desmantelar este sistema totalitario y tiránico
que han construido gobernantes y políticos en su beneficio. La realidad exige
libertad plena para que el ser humano pueda desarrollarse en plenitud y no
gobernantes y políticos cínicos y tiránicos.
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