lunes, 16 de diciembre de 2013

GRADOS DE ENAJENACIÓN Y CAMBIO DE AMO.


Los seres humanos en la Edad Media tenían un mundo de creencias bien definido y a la vista; aun en la época de la consolidación del Estado moderno se tenía claro el objetivo: libertad, democracia, justicia y todo lo que fuera concomitante y derivado del Derecho. Se cree de común que la Edad Media y hasta las épocas posteriores a la misma eran intentos de razonamiento y ensayos de democracia comparados con nuestros tiempos. No es son así las cosas. Hoy día la religión, el fútbol, las telenovelas, los malos programas de televisión, la lucha libre y las marcas comerciales fanatizan hasta el grado inimaginable a los seres humanos sin que estos adviertan estar siendo enajenados.

En México se han enfrentado Carlos Slim y Emilio Azcárraga en la final del fútbol. Los fanáticos se han volcado sentimentalmente hacia uno u otro lado mientras estos dos ricos hacen con ese fanatismo más dinero para ambos. A los dos les importa el campeonato pero les importa más el dinero que han ganado con las transmisiones, los patrocinios, el consumismo de los seguidores. “La pasión manda”, reza una de sus frases. El pueblo se levantara este día lunes en su triste realidad, pobres y enajenados.

Ahora bien, tanto Slim como Azcárraga han socavado el poder del Estado mexicano, ambos han sido beneficiados por las privatizaciones y lo seguirán siendo. Prácticamente tienen a los órganos de gobierno y a las instituciones abajo sus mando. Alabar a uno o a otro es no tener consciencia de que ambos (entre otros muchos), son los responsables (en gran medida) del lamentable actual estado en que estamos los mexicanos. En efecto, Slim compró A Salinas Teléfonos de México y durante cinco años no pago impuestos, Azcárraga impuso a través de Televisa a Peña Nieto. Cambian los matices el fondo sigue siendo el mismo. Los nombres de Salinas Pliego, Emilio Azcárraga, Carlos Slim y el de cualquier multimillonario solo son matices del gran capital privado que ha sojuzgado a la nación mexicana. No se trata de cambiar gustosamente de amo sino de acotar el enorme poder que han alcanzado tanto en lo económico como en lo político.

No sirve de cosa alguna burlarse de Azcárraga y alegrarse por el triunfo de Slim mientras como grandes capitalistas siguen  debilitando el Estado y sometiendo al pueblo mexicano. Hoy día la enajenación ha perdido su rostro autoritario y se ha vuelto sutil, tan sutil que los fanáticos sienten felicidad por triunfos de sus amos, es decir, ajenos. Cambiar de amo no es una opción democrática.



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