La
idea y anhelo de Saint Simón de que sean los grandes consorcios financieros los
que gobiernen a los seres humanos está ya en pleno ejercicio. Son las grandes
empresas y los monopolios los que en la realidad gobiernan a los ciudadanos a través
de sus testaferros (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), sin mucha oposición. Claro
que Saint Simón pensaba que los beneficios deberían ser para las mayorías en
una economía planificada en todos los ámbitos. Esto no ocurre hoy día, pero,
bien podría que los seres humanos decidan a desaparecer el Estado tal y como
hoy en día existe y se pase a negociar un gobierno basado en consejos
integrados por los delegados de las grandes empresas y monopolios, de una parte
y por la otra, delegados ciudadanos bien organizados que en conjunto dicten las
normas que deben imperar en una sociedad de híper individualismo e híper
consumismo.
Por
un lado se tendrían las metas empresariales y por el otro las mínimas
condiciones de garantía sobre las cuales los ciudadanos tendrían que vivir. Es
decir, que se tendría una política sin intermediarios que de todos modos hoy día
venden al mejor postor las necesidades y derechos ciudadanos.
Claro
que si la técnica va a ser la que regule las relaciones entre personas y el
Consejo de Gobierno, bueno y necesario seria que solo los capacitados de manera
comprobada integraran dicho Consejo y no como hoy se estila, los más ineptos en
la política y el gobierno. Científicos y técnicos tendrían que estar en
contacto estrecho con administradores y demás funcionarios de producción.
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