El
Iluminismo como corriente filosófica tuvo como fin hacer que el ser humano
hiciera uso de su razón para dirigir su vida y terminar con los prejuicios, los
milagros, las ideas dogmáticas y todo aquello que tuviera como fin el
sometimiento humano. “Sapere aude” (Atrévete a saber), fue uno de las frases
más emblemáticas de la época. Se pensaba que la razón resolvería la mayoría de
los problemas humanos. Junto con el pensamiento filosófico iba la práctica
económica del liberalismo, mismo que termino con el poder absoluto de los reyes
y la clase noble que se creían con derecho de existencia divino. El ser humano
se vio gradualmente libre y paso de siervo a ciudadano en el Estado moderno.
La
Guerra Fría supuso una pausa en la determinación hegemónica de los dos sistemas
en pugna. En 1989 la contienda se termina y el Neoliberalismo inicia solo el
camino hacia la dirección de la vida en todos sus ámbitos. Se prepara a los
Estados considerados como tercermundistas para servir como proveedores de todo
tipo de materias básicas, mano de obra barata y consumidores incansables de los
bienes y servicios que los Estados llamados de primer mundo venden.
Sin
embargo, se debe matizar el poder del Estado moderno y se debe decir de corte
moderno porque el Estado no ha cambiado básicamente al ritmo en que las
necesidades de las sociedades y las sociedades mismas han avanzado. Ya algunos
filósofos han señalado acertadamente que han quedado a tras la modernidad, la
Post modernidad y hemos entrado en la Híper modernidad con sus rasgos propios y
diversos de las anteriores épocas. El híper individualismo es u rasgo
distintivo de esta era. Otro rasgo, es que el Estado está en su etapa más débil
con relación a los grandes monopolios o
multinacionales. Prácticamente el Estado está al servicio de las empresas
privadas (Del gran capital privado), y le sirve para privatizar todos los
bienes y servicios públicos en pos de la híper ganancia. El consumismo
acelerado e incesante es uno más de los rasgos que se padece hoy día.
Si
se ve fríamente es el gran capital privado quien gobierna tras bambalinas a los
pueblos; los órganos Legislativo,
ejecutivo y Judicial son meros instrumentos de control social con lo cual se da
al traste a la democracia como forma de gobierno. Es necesario que los pueblos
piensen y reformen el Estado a efecto de corregir los excesos del capital
privado. Con todo, parece que los pueblos están poco preparados para tomar la
acción política. Múltiples factores sirven de control para que las naciones no
se opongan en lo mínimo efectivo al Neoliberalismo. Estos controles van desde
programas de televisión totalmente vulgares, de mala calidad, totalmente faltos
de buen gusto hasta la propaganda oficial que a todas horas y por todos los
medios repite un estado de bienestar que no se ve por ningún lado.
Entre
las formas de control social y de distracción está el fútbol. Este deporte de
élite se ha puesto como el deporte nacional por excelencia. Los medios de
comunicación no dejan de bombardear a la población hasta la saciedad con
noticias, estadísticas y partidos hasta lograr un fanatismo imposible de
combatir. El caso mexicano es un espectáculo emblemático. La población pobre y
sin muchas oportunidades de desarrollo pleno por si misma se ve orillada a
colocarse como uno más de los fanáticos de alguno de los equipos que participan
en el negocio del fútbol sin que realmente importe como persona sino como
fanático consumidor que será capaz de llagar a extremos de poner por delante un
simple juego antes que su vida diaria. La psicología impuesta a los fanáticos
consiste en hacerlos sentir que pertenecen a un equipo ganador y por ende, ser
ellos mismos ganadores aunque sea en este rubro. Se puede ver que mientras mas
fracasado es el individuo más fanático resulta ser.
En
el fondo de todo esto están los grandes capitalistas que tienen más dinero que
todo el pueblo junto. En el caso de México, están los casos de Emilio Azcárraga
y Carlos Slim como dueños de dos equipos de fútbol que en este día se han
disputado el campeonato. Mientras los fanáticos se enfrentan de diversas
maneras y unos festejan y otros sufren la derrota, los dueños de los equipos
logran pingues ganancias con base en la locura de los pobres fanáticos
enajenados hasta el tuétano.
Los
dueños del gran capital nos gobiernan sin el temor de tener que enfrentar
directamente el descontento social para eso tienen los órganos del gobierno y
la fuerza del Estado, este Estado que ya no responde a los intereses y
necesidad del pueblo. Con todo, el pueblo tampoco está consciente y con ánimo
de participar en política, con lo cual se deja que la libertad se pierda
gradualmente.
Al
inicio el Liberalismo pretendía liberar al ser humano para que por sí mismo fuera
capaz de solucionar los problemas que vienen aparejados a la vida. Hoy día el
Neoliberalismo tiene como fin no la liberación del ser humano sino su
sometimiento. Ya se puede contar que algún día la política tuvo como fin la
liberación del ser humano y que hoy tiene como fin su servidumbre. Es muy
significativo que ya no existan revolucionarios sino solo inconformes,
anarquistas o sus equivalentes.
No
todo está perdido. La lucha por la reivindicación de lo humano realmente es
débil. No obstante, esto, no se debe dejar de luchar un solo día en este
sentido y lograr la reforma del Estado para poner coto a la insaciable
corrupción de los funcionarios públicos y políticos como punto de partida. Para
ello deberá considerarse al fútbol de masas como un medio de manipulación y no
un deporte bello y simple.
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