La
Constitución General debe ser reformada en su artículo 40 constitucional debido
a que allí está la base del actuar arbitrario de los legisladores. Preceptua el
citado artículo 40:
Articulo
40.- Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una Republica
representativa…
Esto
ha sido interpretado como la expresión de la voluntad del pueblo a través de
los actos volitivos de los órganos que ejercen la soberanía (Legislativo,
Ejecutivo y Judicial); es decir, que electos los funcionarios públicos
(Presidente y legisladores entre otros), ya no es necesario consultarlos, aun a
pesar de que los hechos y actos de los funcionarios públicos sean dañinos o
contrarios a la voluntad nacional.
Esto
ha llevado a la nación mexicana a solo servir a una democracia simulada. La
soberanía nacional no debe ser ejercida exclusivamente por los órganos e
instituciones sino que el pueblo debe ejercer su soberanía de manera directa
cuando así lo requieran los problemas o temas que sean fundamentales. Teles
rubros que deben ser tratados por el pueblo directamente son los que versan
sobre la economía (privatización de lo público), los juicios políticos, los
delitos electorales, los delitos cometidos por funcionarios públicos y la
entrega de cuentas en cada administración, legislatura e impartición de
justicia de manera periódica ante organismos totalmente formada y controlados
por la ciudadanía. No hay forma de dejar a los políticos el control de la vida
de los mexicanos. Permitir que solo los políticos y funcionarios públicos
decidan sobre todos los rubros sin consulta e incidencia ciudadana es darles la
patente de Corso, es decir, permiso para su piratería y saqueo de lo público en
su favor.
En
México, acceder a una función pública o ser político es sinónimo de tener
permitido todas las arbitrariedades bajo el ancho manto de la impunidad. Es
increíble que simples maestros, cuida vacas, picaros, pillos, delincuentes y
toda clase de fracasados solo vean la política como el terreno propicio para
saciar sus ambiciones de poder y dinero por medio de los métodos más inmorales,
toda clase de pillerías y delitos que sortean siempre con acciones legaloides y
bajo el fuero legal y el fuero de complicidad que han creado los mismos
políticos y funcionarios públicos.
Hemos
visto y padecido hasta el extremo criticable los excesos de los funcionarios y
políticos de manera consuetudinaria; es hora de cambiar este lamentable estado
de cosas. Si el pueblo no ejerce su soberanía de manera directa la democracia
es solo una ilusión.
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