Es
evidente que el actual Estado, tal y como funciona con órganos que ejercen la soberanía
sin ningún control por parte del pueblo, ya no responde a los intereses comunes
sino a los intereses de los dueños del capital privado. Los principios de
democracia, libertad, justicia, buena administración, leyes justas y todo lo
que debe conllevar la sociedad humana occidental no se observa en la práctica
que es lo que nos interesa por encima de teorías por muy buenas que estas sean.
México
es una República democrática pero representativa, lo que significa que en lo
formal existe la democracia pero que, en la práctica las decisiones solo las
toman los legisladores sin ninguna responsabilidad respecto a las consecuencias
nefastas que el pueblo tiene que afrontar con cada ley y cada privatización.
Si
no existen controles mediante los cuales el pueblo pueda anular el ejercicio
errado y evidente de los legisladores, entonces, la democracia es una simulación.
El pueblo soberano nunca cede su potestad soberana a los órganos que ejercen su
soberanía solo los facultan para ello. De aquí resulta falso que existan
poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y que estos sean poderes soberanos
sin ninguna obligación para con el verdadero soberano, el pueblo. Esta mala concepción
ha servido para que los funcionarios públicos que encarnan los órganos hayan creído
que son no solo los órganos sino ellos mismos soberanos.
Los
abusos y atropellos que bajo esta concepción torcida se han dado en México
exigen que se haga una reforma del Estado en donde se imponga la democracia (El
poder del pueblo y para el pueblo), el Estado de Derecho en donde los
funcionarios y políticos tengan que responder de sus actos y administración de
los recursos públicos que reciben. El escándalo oprobioso y mayúsculo que a
diario se constata por los hechos y actos de los funcionarios públicos y políticos
rebasa con creces la necesidad de poner un coto a las actuaciones desmedidas y delincuenciales
de todo servidor público.
¿Qué
es necesario que pase para que se manifieste la ciudadanía en contra de los
abusos imperdonables de los funcionarios públicos?, ninguna cosa. Sin embargo,
el grado de poder ostentado de manera anómala por los funcionarios públicos y políticos
ha maniatado a la ciudadanía lo que constituye un agravio más a su cuenta. Han
permitido y han contribuido a que los monopolios de toda clase enajenen al
pueblo con lo cual han dejado de hacer su trabajo.
No
siendo posible que los funcionarios públicos y en especial los legisladores actúen
independientemente de los deseos de los dueños del capital privado es menester
que el pueblo ejerza su soberanía de manera directa cuando así lo amerite cada situación
anómala. Para tal efecto, se deben constituir Consejos autónomos con ciudadanos
de reconocida probidad y de buena fama pública para integrar estos Consejos a
nivel Federal, estatal y municipal que velen por los intereses del pueblo. Para
tal efecto se harán asesorar por profesionales en cada materia y sus decisiones
serán inatacables por ser de interés nacional. Sus decisiones serán vinculatorios
para los funcionarios públicos. Toda oposición por parte de los funcionarios traerá
como consecuencia su destitución inmediata y nombrado su sustituto por el mismo
Consejo.
Toda administración saliente en los tres órdenes de gobierno no podrá desvincularse de la misma hasta en tanto y cuanto no sea aprobada por los Consejos ciudadanos; de la misma manera los legisladores deberán rendir cuentas pormenorizadas de sus trabajos y recibir la aprobación o no de sus actuaciones. El Consejo de la Judicatura Federal así como los Tribunales de los Estados y del Distrito Federal deberán informar y rendir cuentas de las actuaciones de sus integrantes ante el Consejo ciudadano correspondiente. Los órganos e instituciones estarán sujetos a la vigilancia y sanciones correspondientes
Toda administración saliente en los tres órdenes de gobierno no podrá desvincularse de la misma hasta en tanto y cuanto no sea aprobada por los Consejos ciudadanos; de la misma manera los legisladores deberán rendir cuentas pormenorizadas de sus trabajos y recibir la aprobación o no de sus actuaciones. El Consejo de la Judicatura Federal así como los Tribunales de los Estados y del Distrito Federal deberán informar y rendir cuentas de las actuaciones de sus integrantes ante el Consejo ciudadano correspondiente. Los órganos e instituciones estarán sujetos a la vigilancia y sanciones correspondientes
En
toda toma de decisiones fundamentales para la vida de los mexicanos se deberán
hacer consultas a través de los Consejos. Toda compra de voluntades a través de
cualquier medio será inmediatamente investigada y perseguida hasta sus últimas
consecuencias sin importar el puesto que ostente el activo. Por ningún motivo
el fuero servirá como escudo para los delitos electorales y por el contrario será
agravante en la constitución de los delitos.
El
enriquecimiento indebido de los funcionarios públicos, de sus familiares o
testaferros traerá como consecuencia la pérdida de lo obtenido indebidamente ya
sea por participar activa o pasivamente en dichos delitos.
El
pueblo nunca tendrá que justificar su actuación soberana ante ningún tribunal
ni procederá recurso alguno contra sus decisiones.
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