En
México sabemos bien lo que significa maicear. Se trata ni más ni menos de
persuadir al otro, a través del engaño o el pago de una parte de lo que se va a
ganar, de participar a favor del que propone. Esto es lo que les a pasado a los
legisladores y gobernantes mexicanos. Los legisladores mexicanos ni siquiera
representan a otros pueblos, al inglés, al estadounidense, al francés o
cualquiera otro ya que no representan al pueblo mexicano. Por increíble que
parezca representan a las grandes empresas trasnacionales que los han maiceado.
No
hemos visto que naciones extranjeras pidan que se privaticen lo público en México.
Entonces, ¿quién o quienes piden la privatización?, ni más ni menos los
monopolios extranjeros y nacionales que ávidos de ganar un centavo más se
lanzan a cabildera con los legisladores, a darles regalos, viajes, promesas y
dinero para que voten en favor de la privatización. ¿Votarían esos mismos
legisladores a favor de la privatización sin tener ganancia alguna en su favor?,
no.
Si
los legisladores aprueban la privatización energética en los términos que proponen
se tendrá como resultado directo que la democracia, es decir, el gobierno del
pueblo y para el pueblo no existe en México y tendrá como otra consecuencia
directa cambiarse de fondo el sistema fincando responsabilidades a los
responsables.
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