La
religión es un veneno que no se debería administrar a los mexicanos sino hasta
pasada la adolescencia y con reservas de ser solo mitos. Se debería por empezar
educar a los niños con verdades científicas en forma gradual y acorde a cada
etapa de sus vidas con la advertencia de que estas verdades científicas no son
dogmas y que con posteridad podrían ser reformadas con nuevos descubrimientos. Las
artes también deberían ser la base de su educación La duda, el interés genuino
por todas las áreas de la ciencia y las artes deberían preservárseles como el
tesoro más valioso en su formación educativa.
Por
otro lado, véanse los efectos de saturar con fabulas absurdas a las mentes impresionables
de los niños, se les saca sutilmente de la realidad para basar sus vidas en
mitos que ya nunca se logra erradicar y de allí en adelante se les tiene y
mantiene en la más absoluta pasividad, apatía y docilidad para con las figuras
de autoridad. Se les arranca las ideas de libertad, salud mental, democracia y
de esta manera quedan en la puerilidad fantasiosa de ver manifestaciones de las
ideas fabulosas y mitológicas que les han implantado. No importa lo que vean ni
lo que la razón les dicte sino lo que la irracionalidad, lo absurdo y hasta la
locura les impongan como realidad.
Con
esta espantosa realidad se vive a diario que ya no se le considera
envenenamiento de la mente sino salvación. A tal grado de enajenación se llega
con la religión. Los religiosos nunca llegan a desarrollarse en plenitud, en
todo momento sienten presencias metafísicas que los hacen temblar de horrible
miedo. Para esos infelices no se puede tener más que lastima. Por todo ello, no
se debe permitir tal envenenamiento en los menores para evitar todos los males que ello conlleva.
Como
ejemplo vivo de tal atrocidad se tiene el espectáculo denigrante que se da a la
entrada de la Basílica de Guadalupe: personas arrestándose en las condiciones más
degradantes bajo la mirada santa de los altos jerarcas de la iglesia. Faltan términos,
palabras para calificar esas horribles escenas. Dante solo imagino los
tormentos en el infierno aquí se padecen en la realidad.
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