miércoles, 4 de diciembre de 2013

FANÁTICOS



Los fanáticos (seres con formas humanas pero irracionales) proliferan a derecha, izquierda, centro, sur, norte y todos lados. El engaño de racionalizar sus sentimientos les da la visión de ser únicos en ser iluminados por la verdad de sus líderes. Toda verdadera racionalidad propia les repugna. ¿Cómo se atreve a pensar semejante cosa?, dicen cuando se les muestra un trozo de razón. Inmediatamente crispan las manos y su boca espumea. Sus dogmas han sido amenazados. No importa de qué lado estén los fanáticos siempre son un estorbo para la libertad, la vida y hasta para la risa franca.  Sus eternas fotos con sus dueños, sus incesantes devaneos con cualquier cosa, su estoicismo, su optimismo y el diccionario fundamental para responder al enemigo los delata como simples y superfluos aunque aparenten profundidad. Son apéndices sin voluntad propia aunque crean lo contrario. Toda racionalidad tiene su debacle en el fanatismo. Todo acto de esclarecimiento tiene su velo oscuro en el no y en el sí del más insignificante fanático. Ojala algún día a ciencia tenga a bien descubrir el gen que determina este comportamiento, si es que es el caso, y libere tanto esclavo. 

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