De
común se cree que las naciones consideradas del primer mundo son el paradigma dogmático
que se debe perseguir. Las riquezas que han alcanzado deslumbran de continuo. Sin
embargo, allí donde se han encumbrado las cosas meramente materiales por lo
general, se han dejado de lado los valores humanos. Los mexicanos hemos sido
encaminados en ese sentido, con todo, debemos hacer paradas cuando sea menester
y pensar y actuar en consecuencia para no caer en el consumismo materialista
sin sentido.
Póngase
como ejemplo a los estadounidenses y se verá que son los más enajenados entre
todas las naciones. A través de la idea teológica de la acción individual han
sido obligados a producir y a consumir en una espiral ascendente de nunca
acabar. Fuera del consumismo la vida de los estadounidenses no tiene sentido
para ellos. Para quienes observan este comportamiento compulsivo resulta un espectáculo
digno de análisis divertido. ¿Cómo esto se ha puesto como una meta, como un fin
en sí?. La enajenación no tiene límites.
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