viernes, 14 de diciembre de 2012

EL SISTEMA ECONÓMICO Y EL AMOR




El amor es ciego, no, el amor te hace ciego. El amor es una cosa cambiante a placer de los seres humanos y bajo las reglas del sistema económico dominante. Quizá los resabios de una época que más ha sobrevivido fatalmente, hasta la actualidad, con su ñoñería y toda su dulzona parafernalia sea el Romanticismo mezclado con la idea liberal de propiedad burguesa. Se liberó al ser humano de las cadenas del sistema medieval para enterrarlo en la tumba sentimental del amor. La mujer se volvió propiedad del señor tal o cual cuando no objeto. ¿Tiene otra interpretación el amor estilo burgués?, ¡Es tan dulce o Señor, vivir entre príncipes y princesas con esos peinados afrancesadamente ridículos que yo daría mi vida por ello!, dicen al unísono los incorregibles y enfermos de romanticismo. El romanticismo está todo afectado de falsa gracia y ceremonias de mal gusto. Los dulces corazoncitos ven en la fidelidad romántica de por vida, amor puro pero, no ven que en el fondo ello responde al sistema de propiedad privada. Los hijos deben llevar como primer apellido el primer apellido del padre para hacerle saber a la sociedad que es de su propiedad y que, por la línea paterna se hereda. Claro que una pareja debe pertenecerse en tanto y cuanto sea por voluntad y los hijos deben y de hecho pertenecen a los padres, sí, pero esto debe ser como una consecuencia biológica y no como una consecuencia de la idea de propiedad privada. Me da tanto horror ese amor que lo he puesto como uno de mis pecados capitales. 


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