En
materia civil, todo mandato, incluso los llamados irrevocables, son revocables los
primeros, por múltiples causas entre las que se encuentra la única voluntad del
mandante para revocar, los irrevocables, por no cumplir el mandatario el fin o
los fines para los que se le otorgó el mandato.
En
materia política es una perversión que los mandatos no sean revocables dado que
al no podérseles revocar el mandato a los gobernantes estos se han convertido
en verdaderos zánganos que corrompen lo público a placer sin ninguna
responsabilidad pues corrupción e impunidad son las hijas bastardas de la política
actual. Y, hay que padecer a estos corruptos todos los días del año porque no
descansan en practicar y perfeccionar su corrupción.
Mientras
no sea revocable el mandato en materia política, seguiremos padeciendo a estos
delincuentes natos con detrimento en lo público y la calidad de vida del pueblo
mexicano. No se conforman los políticos, en darse buena vida a costillas de los
demás sino que todavía se atreven insultar a los ciudadanos que les dan esos
lujos inauditos. Es hora de que los ciudadanos, los patrones de los políticos hagan
valer su faculta de patrones.
Es urgente una reforma constitucional para que el mandato sea revocado sin obstáculos que los mismos políticos pongan pues en tal caso seria estéril dicha reforma.
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