sábado, 16 de septiembre de 2017

LA TRADICIÓN DEL GRITO DE INDEPENDENCIA



Una tradición suele tener un motivo, un sentido, una razón de ser que se pierde con el trascurso del tiempo pero se sigue practicando ya sin su razón de ser; tal y como le ocurre al grito de independencia que no es otra cosa que un acto oficial ya sin sentido. Lo que se logró de independencia se ha perdido con este gobierno. Los Estados Unidos de Norteamérica son los que dictan la Política Exterior de México así como su Política Económica.

Por si esto fuera poco, las grandes trasnacionales nacionales y extranjeras ya tienen los ramos de la economía fundamentales y, tienen sometido el gobierno como al pueblo de México a su antojo. Es decir, nos gobiernan Los Estados Unidos y las grandes empresas con Peña Nieto como Gerente General pero ya no como presidente en la realidad aunque la Constitución General así lo señale. Hay que atenernos a los hechos reales y, no a la formalidad ritual.

Hay que ver como los gobernantes desde Peña Nieto hasta los presidentes municipales dan ese grito muy lejos del pueblo y con soldados, policías y seguridad por todos lados. Esta ya no es una fiesta del pueblo mexicano sino un rito para entretener a la gente y contener a los descontentos. Peña Nieto no tiene ningún reparo en gastar el dinero a manos llenas para acarrear a los más pobres entre los pobres y, así poder dar el grito en un ambiente controlado. Sabe que sobre él, pesa la condena de la impopularidad por su entreguismo al extranjero y su ambición sin límites.


El tradicional grito se debe suspender hasta que se vuelva a tener la mínima independencia o, el trato menos vergonzoso de los gobiernos extranjeros y, de las trasnacionales que tratan a Peña Nieto como lo que es, su empleado. Seguir con esta tradición es estar bien ciegos y bien domesticados por el régimen totalitarista y represor sin posibilidades reales de cambio.  


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