Ante
la ausencia del poder público en la sociedad la delincuencia, en todas sus
formas, se ha desatado y, ante esto muchos mexicanos piden la pena de muerte
como solución. Darle al gobierno mexicano un instrumento tan peligroso, en las condiciones
de corrupción en todas sus formas, es una locura. En lugar de solucionar el
lamentable estado delincuencial, se agravaría. La barbarie se desataría con
mayor fuerza. Aquí alguna razones contra la pena de muerte en México.
Primero,
legalmente es imposible implementar la pena de muerte en México, está prohibida
y el Estado mexicano ha firmado tratados internacionales en el mismo sentido;
segundo, poner en vigencia la pena de muerte en este régimen la utilizaría
contra sus enemigos; tercero, en los Estado que tienen la pena de muerte no han
logrado remediar ni bajar los índices de delincuencia; cuarto; muchos inocentes
han sido condenados y ejecutados y ya no hay remedio; sexto, la barbarie no se
remedia con más barbarie; séptimo, no tenemos ni en la Constitución General ni
en las leyes secundarias un procedimiento para ejecutar las sentencias; octavo,
generalmente se imponen las penas a los gobernados no a los gobernantes y las
razones siguen.
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