martes, 26 de septiembre de 2017

EL ESTADO MEXICANO EN EL RÉGIMEN PRIISTA



Una mirada profunda al Estado mexicano, nos revela como los integrantes del partido único de Estado, lograron casi detener el avance y desarrollo del Estado mexicano. Durante mucho tiempo el régimen priista fue ultra conservador, pocas reformas que tendieran a darle a los ciudadanos la libertad y por ende, la democracia. Todo se oficializó con ritos pomposos en las celebraciones de la conquista, de la independencia, de la revolución, de  la expropiación para que los ciudadanos se extasiaran con hechos pasados y no miraran el presente ni buscaran un futuro posible.

El pensar y en el hacer fueron haciéndose uniformes al grado de no variar sustancialmente sino únicamente en lo accesorio, en los accidentes. Esto permeó hasta los rincones más apartados del territorio nacional para que el Partido único de Estado pudiera desplegar su tiranía sin verdaderos obstáculos y críticas.

El arte como el Muralismo fue utilizado para entronar al pueblo y ponerlo libre de cadenas en grandes escenarios mientras se le ponían otras cadenas más fuertes a través del Presidencialismo que en su totalitarismo, alcanzó su máximo desempeño al moldear la forma de vida nacional.

La labor totalitaria del régimen tenía menester de encapsular a la nación mexicana y, la solución fue crear tres grandes sectores que abarcaran al pueblo en su conjunto. El sector campesino fue con mucho el mas numeroso ye le mas importante; el sector obrero era la fuerza en los actos oficiales con su método corporativista y el sector popular donde caían todos aquellos que no formaran parte de los dos sectores anteriores; ambulantes, comerciantes, profesionistas independientes, estudiantes, oficinistas y todo lo imaginable.

Los intelectuales estaban al servicio del régimen, no había libertad de pensar propiamente dicho. En consecuencia, da la impresión de ser este régimen una semejanza a la Edad Media, con sus salvedades pero con una vida profundamente lenta, casi inmóvil, dogmática; era como ver una fotografía cada seis años en la cual los disidentes no salían.

   El diseño del Estado mexicano no correspondía a la vetusta idea de Montesquieu, pues el Estado mexicano tomó su propio camino con el Presidencialismo que no es otra cosa que, la supremacía de presidente de la república por sobre los otros dos órganos, es decir, hubo un solo órgano concentrando todo el poder soberano. Bien, bajo este contexto hasta los constitucionalistas y demás estudiosos del Derecho se cuadraron ante el poder político casi omnipotente y siguieron fielmente el camino marcado sin salirse de lo principal. Cierto es, que diferían en cosas accidentales pero en todo momento estaban doctrinariamente sosteniendo el régimen priista. Al leer a los más granados constitucionalistas y autores de obras de Derecho Constitucional que, han estado dando vueltas en el mismo circulo laberintico sin poder encontrar la salida. Es como ver una fotografía que plasma lo dramático de la quietud.

Hoy, las circunstancias han cambiado radicalmente y quien no se mueve no sale en la fotografía, dicen los romos políticos pero no podemos dejarles a los políticos el problema de la reconstrucción del Estado mexicano pues, son incapaces de crear o construir o reconstruir el más simple rompecabezas.

El Neoliberalismo ha obligado al gobierno a dejar sin verdaderos programas asistenciales al pueblo mexicano; lo mismo ha pasado con el Derecho Agrario y el Laboral, han sido modificados para que los ciudadanos queden desnudos, indefensos, solos ante el mundo pero también les ha dado libertad, esperando que no hagan uso de ella pues es peligroso. Bien, si esto es así, son los ciudadanos los que tienen la obligación y el derecho de proponer, poner y decidir la forma y contenido de ese nuevo Estado.

El pueblo de México, y en especial los jóvenes mexicanos han puesto en práctica su poder y han sentido ese poder en acción no como mero formalismo sino como la más vivida expresión de un pueblo vivo con todo su poder soberano que avasalló a todo el aparato caduco  estatal en sus tres niveles y, que a fuerza de tiranía se quiere acallar, ocultar mandando a toda esa legión a la vida cotidiana, a la muerte política. Espero que esos jóvenes se tornen maestros de la sospecha y activos creadores de la política pues su inactividad nos condena en buena parte a seguir bajo el yugo del régimen priista ya muerto y como se dice de común, ninguno sabe lo que pesa el muerto más que quienes lo cargan. Y, para ser sincero, no estoy cansado pero no es de mi agrado la tiranía.



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