domingo, 17 de septiembre de 2017

LA APUESTA DE PEÑA NIETO



Los priistas han apostado su triunfo a un único hecho, que Andrés Manuel López Obrador, no gane en el 2108 la presidencia de la república. Para ello, han construido el personaje de Andrés Manuel como un ambicioso que lo único que le importa es el poder por el poder. Hacen de lado que millones de mexicanos están artos de la corrupción de más de 80 años de Partido Revolucionario Institucional. Pintan a López Obrador como “un peligro para México”, mientras los priistas privatizan lo que le ha costado cientos de años a los mexicanos construir: bienes y servicios públicos en todas las ramas de la economía.

El discurso del odio hacia López Obrador es consistente con su objetivo: seguir en el poder político todo el tiempo posible mientras se hacen irreversibles las privatizaciones o por lo menos costosas para los mexicanos y pingues ganancias para las grandes trasnacionales. El único discurso que tienen los priistas tiene como fin el de mermar, por lo menos lo suficiente, la credibilidad de López Obrador y pintarse ellos como los salvadores del pueblo.

Que no haya beneficios inmediatos de las reformas priistas, ellos mismos, lo atribuyen a que, deben pasar por lo menos dos sexenios más para ver los beneficios, justo el tiempo para que se olviden sus delitos o los mismos estén prescritos, sus excesos porque se estará combatiendo la corrupción imperante en ese momento. Callan y con ello contribuyen a mentir pues en el sexenio de Enrique Peña Nieto se han creado dos millones de pobres más y no hay esperanza real de que, estos cambie positivamente.

Peña Nieto, el más corrupto entre los corruptos del nuevo PRI, en cualquier Estado en donde impere la justicia como valor ya estaría en la cárcel desde hace un par de años, por lo menos. Sin embargo, un sistema legal que permite los excesos no puede ser de manera alguna bueno, sabiendo que estarían impunes los priistas, y cualquier político delincuente, no hicieron las reformas constitucionales para que los delitos cometidos por servidores públicos fueran graves por el hecho de ser de interés público.

Si en el discurso se trata de minar la credibilidad de López Obrador, de facto el PRI ha puesto a su servicio al Partido Acción Nacional, al Partido de la Revolución Democrática y al Partido Movimiento ciudadano, con la promesa de llenarlos de puestos y dinero. Los dos primeros fueron, no hace mucho, los comparsas que firmaron “El Pacto por México”, y, ahora simulando sus nexos con el PRI, dicen que lo combatirán; únicamente los incautos creerán semejante mentira.

La estrategia es clara. Se ha creado un brazo discursivo y otro de hechos que tratan a toda costa de cerrar la pinza en torno de Andrés Manuel para minar toda posibilidad de triunfo, a pesar de ser los priistas y secuaces, los que han hundido al pueblo mexicano en la más terrible pobreza, sujetándose a los mandatos del gobierno estadounidense en lo político y económico. En lo político el gobierno mexicano sirve como aguijón contra Venezuela y Corea del Norte y todo Estado nacional que se oponga a los estadounidenses. En lo económico las privatizaciones deben hacerse hasta con lo más vital: el agua.

Claro que, una buena parte del pueblo no cree en las mentiras de los priistas y comparsas pero hace falta únicamente que un pequeño porcentaje vote o venda su voto o se logre a través del fraude para que el régimen siga gobernando y, gobernando con los más ignorantes, traidores y corruptos como Peña Nieto. No importa la falta de inteligencia, de probidad y buen gobierno pues como Peña Nieto cualquier otro priista fungirá como mero Gerente General para que todo lo público se vuelva privado.  

Los priistas hacen ver a López Obrador como el único que desea el cambio de régimen y, que venciéndolo, a como dé lugar, esto traerá el desencanto y la sumisión del pueblo mexicano; eso no pasará. Las puertas de la democracia, de la justicia están al alcance y, la muerte de este régimen es inevitable. Los mexicanos debemos cuidar, a toda costa, que la lucha por la democracia y todas sus consecuencias siga aun sin el liderazgo de Andrés Manuel y, a costa de nuestras propias vidas. La vida sin los valores como guías y sin su práctica como forma de vida no merece ser vivida.

Esta lucha por la democracia no es de un único hombre por muy importante líder que sea, es, de todo el pueblo consciente y, sería muy significativa su falta en la lucha pero esta no debe detenerse. Por ello, es menester abrir frentes en toda la república mexicana en contra del PRI y sus comparsas. Que no cunda el desánimo porque en los momentos más difíciles para los mexicanos, salen a relucir los actos heroicos, el verdadero amor a la patria. Ejemplos hay muchos de gran relevancia como el gobierno de Benito Juárez, que parecía una locura combatir contra el imperio francés y, sin embargo, venció.

Parecía una locura tratar siquiera de derribar la dictadura de Porfirio Díaz, y, surgieron hombres como Francisco Villa y Emiliano Zapata entre muchos otros que sería ocioso nombrar. Hoy, parece una locura tratar de luchar contra el régimen priista y su prótesis política, el Frente Amplio Democrático y, sin embargo, no hay otra opción; más aún, el pueblo necesita de enemigos de gran calado para irse curtiendo, templando para la lucha política.


El siguiente año se decidirá si el pueblo mexicano estará apto para tomar conciencia de haber llegado ya, a su mayoría de edad, a su momento histórico de cambiar su destino manifiesto por uno propio. De la misma manera que los priistas, únicamente hace falta que un porcentaje mínimo se vuelva hacia las filas democráticas para dar sana sepultura a este régimen de terror. Las huestes contrarias están ya en el campo de guerra, las intenciones, principal y accesorias se han fijado como objetivos. No hay más que esperar el momento, mientras se templan los demócratas en batalla tras batalla sin dar ni pedir cuartel.  


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