El
ser humano debe repensarse para rescatarse así mismo, se ha vuelto cosa a pesar
de que siga pensándose como ser humano. Con todo, el ser humano vende su fuerza
de trabajo, su pensamiento, su persona, sus miembros, sus órganos, su dignidad.
En este mismo contexto, hay trata de blancas, tráfico de menores y esclavismo maquillado
de trabajo libre cuando no se tiene opción diversa sino única. La mercancía humana
es la más rentable, la más deseable para ser acumulada como propiedad privada
que da los más pingues dividendos. La tarea no es simple y sus praxis es mucho más
dura y sin embargo, debe hacerse pues esa lucha es lo último y único que le
queda de humano. Quienes eviten venderse conscientemente y sean creadores fuertes,
valen más que el oro, son humanos plenos.
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