La
implantación plena del Neoliberalismo, ha traído como consecuencia el
adoctrinamiento del éxito basado en la híper individualidad, aunque nunca
alcance ese éxito materialista impuesto, siquiera de lejos. Ese parco
pensamiento de aislamiento y sordera totales a la razón son necesarios para triunfo
y mantenimiento de este sistema económico. Se ha creado durante casi cuarenta
años el mexicano tipo ambiguo confiado en si para triunfar económicamente en lo
pasajero pero ciego a los demás valores como solidaridad, justicia, democracia,
amor al prójimo. Su forma de vivir está basado en el subjetivismo, sin
doctrinas profundas basadas en la realidad.
El
mexicano tipo que únicamente puede creer en sus dogmas personales y que va por
la vida menospreciando la realidad pues cree que todo depende de él, sin pensar
mucho que tal pensamiento es una consecuencia del pensamiento que han propagado
las grandes trasnacionales y ya antes por los liberales. Kant le susurraba al oído
al individuo ”Sapere aude” (Atrévete a saber), de hecho, todo el Iluminismo proponía
lo mismo. Y, la idea no era mala si se toma en cuenta que se trataba de sacar
del vasallaje al incipiente individuo; sin embargo, del despertar de la
conciencia individual que no existía en la Edad Media se pasó a la cerrazón a
la consciencia, al autismo social, a la apatía en todos los ámbitos que son sea
el éxito material aunque en lo demás se sea un verdadero ignorante e inoperante
para cualquier cambio positivo.
Con
la muerte de Dios anunciada por Federico Nietzsche que no es más que, la falta
de creencia de las masas en la divinidad, se dio paso el ser humano nihilista
que no tiene ya en que creer. Y, precisamente ese es el problema que hoy se
vive. La religión católica está ya en desuso pues sus miembros han dejado la práctica
que es lo que le daba vida y ya la mayoría se declara únicamente creyente y eso
también es insincero e impreciso porque no confiesan que adoran más el dinero y
lo material y que ese es su principal fin.
No
es casual que los mismos sacerdotes estén en franca decadencia comparados a los
teólogos que llegaron a México inmediatamente después de la conquista que
fueron en muchos casos virtuoso y, se hayan convertido en viles y, vulgares
delincuentes acorazados por el poder que tienen y reforzados por el poder político.
Pero si esto pasaba aquí en México, en Europa la iglesia tenía sus sismas los
Papas como Alejandro VI y su hijo César Borgia se ponían como modelos del tipo
de líderes católicos pragmáticos que compraban el poder y llegaban al mismo sin
importar los medios no por otra cosa César Borgia fue el modelo de Nicolás
Maquiavelo en su obra “Del Principado”. Hoy, esa misma decadencia esta en boga
en el mismo seno del catolicismo, el Vaticano.
No
queda más que la desesperación por la pérdida de valores o el autismo ante la
realidad para vivir, en el primer caso exaltado y, insensible en el otro caso, en ambos casos
sin la verdadera práctica consciente de los valores. Si no se practican los
valores se pondrán en vigencia la práctica de sus antípodas, los antivalores. Claro
hay una parte de la nación mexicana que no se traga el cuento del éxito basado
en la híper individualidad nihilista y trata por todos los medios de cohesionar
el número suficiente de ciudadanos para tratar de cambiar el sistema político a
lo menos y disminuir la enorme corrupción de los gobernantes y políticos.
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