Enrique
Peña Nieto, es, notorio y públicamente ignorante en todo menos en la corrupción,
la simulación y la represión. Es evidente que, él, junto con todo su gabinete han
tejido una red de complicidades para corromper todo lo público al hacer la privatización.
El grueso de la corrupción la han hecho a través de la obra pública por medio
de grandes trasnacionales que, también están en pleno concierto con el gobierno
de Peña Nieto.
Se
sabe que, el porcentaje que los funcionarios públicos se llevan por otorgar contratos
de obra pública es de por lo menos el 20% del costo total de las obras, con
esto se logran hacer ricos, tanto los funcionarios públicos como los empresarios
de la iniciativa privada porque se baja la calidad y cantidad de los materiales
para ejecutar la obra y con esto como ya lo vimos con el socavón se hacen obra públicas
de muy mala calidad.
Es
un descaro que Peña Nieto diga que la corrupción sea parte del ADN de los
mexicanos o que sea un hecho cultural. La corrupción de los ciudadanos es promovida
y condicionada por los malos funcionarios públicos que en todos los órganos,
dependencias e instituciones para dar el servicio que por ley deben otorgar
exigen la famosa e institucionalizada “Mordida” y en caso contrario no hay
forma que el gobierno haga su trabajo. No se trata de justificar a los
ciudadanos sino de dar con el origen, la fuente perenne y activa de la corrupción
que yace en el seno de la presidencia de la república y de la gran mayoría de los
funcionarios públicos.
Es
indignante ver que, Peña Nieto y sus cómplices en lugar de tomar consciencia o
por lo menos aceptar sus errores, tengan la desfachatez de hacerse los dignos y
arremeter contra quienes son críticos de su mala administración y corrupción.
No se conforman con ser corruptos sino que se atreven a pasar por mexicanos
honestos. Es la peor corrupción que se haya visto en todos los tiempos.
Aproximadamente
un año le queda a Peña Nieto y a su mal gobierno para dejar el poder político.
Se van forrados de dinero de forma ostentosa e insultante y con toda la
impunidad posible. Inmediatamente que dejen el poder público comenzaremos a
conocer el tamaño de su corrupción y, no únicamente en los números sino en la
mala calidad de las obras y en la realidad al ver como se desmoronan esas obras
que tanto presumían su duración entre 30 a 40 años con el mínimo mantenimiento.
Ya vimos los alcances de sus promesas y dichos en el Paso Express que resulto
ser la Corrupción Express.
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