lunes, 24 de julio de 2017

LA EDUCACIÓN COMO MERCANCÍA



Una reforma educativa que privatiza la educación no puede decir que, la misma es de calidad y que, será un motor de liberación del pueblo mexicano sino todo lo contrario. Si se analiza la reforma educativa se puede observar un elemento central: la capacitación continua seguida de la evaluación continua tal y como si fuera una empresa de comida rápida. La educación convertida en “Fast food” (Comida rápida) del cerebro de los mexicanos como si el saber fuera un producto, una mercancía más del capitalismo. Así no se pueden formar verdaderos profesionales, científicos ni filósofos; el conocimiento profundo necesita del ensimismamiento profundo para llegar  la verdad. Con la rapidez del concepto “fast food”, se pueden lograr técnicos en todas las áreas de saber pero no sabios.

Ahora bien, la iniciativa privada no tiene como objetivo que los alumnos alcancen el conocimiento sino llenarse los bolsillos de dinero simulando planes de estudio vinculados al saber pero que son meras apariencias para trasquilar a los padres de los alumnos con una sonrisa. La iniciativa privada invierte para ganar no para que los alumnos alcancen el conocimiento bien cimentado en la razón, la ciencia y la filosofía. El conocimiento requiere una larga meditación. Hoy día, a los grandes ejemplos de meditación como lo fueron Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes, Newton, Einstein, Nietzsche, Hawking se le trata de oponer al simplón pragmático falto de profundidad como Trump, Peña Nieto, Nuño y demás sandios. El conocimiento profundo se cuece lentamente.  La educación privatizada nunca ha demostrado ser superior en conocimientos que la privada, su radical diferencia es social.

A menos de un año de que termine este sexenio bien se puede decir que, como muchos profesionistas que no terminaron la carrera este gobierno esta trunco, francamente no dejará ningún problema nacional solucionado sino todo lo contrario, deja toso agravado y el rubro de la educación va incluida pues ha dejado a la educación como una mercancía más que deberá costar a todos aquellos que quieran comprarla sin la garantía de su calidad pero si de su mala calidad. Gracias Enrique Peña Nieto, gracias Aurelio Nuño, ambos ignorantes probados cocinados en el “Fast food”.



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