Una
reforma educativa que privatiza la educación no puede decir que, la misma es de
calidad y que, será un motor de liberación del pueblo mexicano sino todo lo
contrario. Si se analiza la reforma educativa se puede observar un elemento
central: la capacitación continua seguida de la evaluación continua tal y como
si fuera una empresa de comida rápida. La educación convertida en “Fast food”
(Comida rápida) del cerebro de los mexicanos como si el saber fuera un
producto, una mercancía más del capitalismo. Así no se pueden formar verdaderos
profesionales, científicos ni filósofos; el conocimiento profundo necesita del
ensimismamiento profundo para llegar la
verdad. Con la rapidez del concepto “fast food”, se pueden lograr técnicos en
todas las áreas de saber pero no sabios.
Ahora
bien, la iniciativa privada no tiene como objetivo que los alumnos alcancen el
conocimiento sino llenarse los bolsillos de dinero simulando planes de estudio
vinculados al saber pero que son meras apariencias para trasquilar a los padres
de los alumnos con una sonrisa. La iniciativa privada invierte para ganar no
para que los alumnos alcancen el conocimiento bien cimentado en la razón, la
ciencia y la filosofía. El conocimiento requiere una larga meditación. Hoy día,
a los grandes ejemplos de meditación como lo fueron Sócrates, Platón, Aristóteles,
Descartes, Newton, Einstein, Nietzsche, Hawking se le trata de oponer al simplón
pragmático falto de profundidad como Trump, Peña Nieto, Nuño y demás sandios. El conocimiento profundo se cuece
lentamente. La educación privatizada
nunca ha demostrado ser superior en conocimientos que la privada, su radical
diferencia es social.
A
menos de un año de que termine este sexenio bien se puede decir que, como
muchos profesionistas que no terminaron la carrera este gobierno esta trunco, francamente
no dejará ningún problema nacional solucionado sino todo lo contrario, deja
toso agravado y el rubro de la educación va incluida pues ha dejado a la educación
como una mercancía más que deberá costar a todos aquellos que quieran comprarla
sin la garantía de su calidad pero si de su mala calidad. Gracias Enrique Peña
Nieto, gracias Aurelio Nuño, ambos ignorantes probados cocinados en el “Fast
food”.
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