Los
gobernantes romanos para distraer a los ciudadanos les hacían espectáculos de
todo tipo, siendo el principal el que se hacía en el Foro, donde de hacían sacrificios
humanos, peleas con animales, simulacros de batallas navales y lo mejor la lucha
entre gladiadores. Esto podía durar varios días, incluso un mes o más con la repartición
de dinero, comida, granos u otras cosas similares. Todo con el ánimo de tener contentos
o por lo menos pasivo al pueblo. Ya se practicaba el control social a través de
este medio.
Hoy,
día se sigue la pauta que los romanos inventaron y perfeccionaron a grados
nunca vistos. Con todo, los gobernantes
mexicanos imposibilitados para lidiar con los grandes problemas nacionales y,
en concreto con su propia corrupción han adoptado, con sus variantes, el viejo
estilo de Panem et circenses, (Pan y circo), para mantener el control del
pueblo a como dé lugar. El presidente no tiene empacho en pactar la corrupción y
sacrificar que no hacer justicia, a uno de sus cómplices.
Este
régimen político tiene bien medido y controlado el sistema judicial, rara vez,
ante el universo de corruptos, se ve que a un mal gobernante o político sea
juzgado de manera recta. Por cada uno de los gobernantes o políticos que son
juzgados se pueden poner como ejemplos cien o más que se van de sus cargos impunes
a otro cargo para seguir imponiendo la corrupción como forma de hacer política.
Con
la salida de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, persiguió
al hermano del primero Raúl Salinas de Gortari por toda la corrupción que se le
encontró pero que no pudo ser sostenida por la Procuraduría General de la República.
Esa fue una oportunidad de oro para lograr que el sistema judicial tomara el
camino de la justicia pero todo fue en vano. Al final no se le pudieron demostrar
los ilícitos que se le imputaban a Raúl Salinas y le regresaron todo lo mal
habido y casi tiene todo México que pedirle perdón público. Fue exonerado y
Carlos Salinas pudo regresar de su auto exilio con un triunfalismo sin par para
seguir dominando la escena política y hoy lo tenemos como gran beneficiario de
la privatización de la industria petrolera.
En
tiempos recientes ha habido oportunidades para que los presidentes a través de
la Procuraduría General de la República, enderecen el rumbo y nos apartemos del
camino de la corrupción. En el año dos mil Vicente Fox tuvo una oportunidad
inmejorable pero se acobardó al ver el tamaño del trabajo que tenía que hacer
para desmantelar todo el sistema priista. Quiso al tigre, entró a la rifa y se sacó
la rifa del tigre pero al ver al tigre prefirió volverse hablador y
dicharachero a grados inéditos y dejo escapar la oportunidad y no solo eso sino
que se volvió corrupto y dejo que sus cercanos y familiares se sirvieran a
placer.
Lo
mismo le pasó a Felipe Calderón con el caso ABC y toda la corrupción que tenía
como tarea para encaminarse hacia la democracia y la justicia como valor pero
torcido como estaba y esta prefirió iniciar una guerra absurda sin medir las
consecuencias. Los resultados son de todos sabidos. No conforme con esto, le
dio por corromperse hasta perderse en el delirio de tratar de imponer “El reino
de Dios en la Tierra”, se sentía y se siente llamado a luchar por fundir al
Estado teológico con el laico, señoreando el primero sobre el segundo.
Hoy,
hay otra oportunidad para que Enrique Peña Nieto pues de él, depende el
Ministerio Público Federal, sin embargo, no se debe olvidar que, hace no mucho
Javier Duarte era uno de sus más allegados políticos priistas, más aún, lo
ponderaba como uno de los paradigmas políticos del nuevo Partido Revolucionario
Institucional. Se sabe que los priistas tienen una complicidad entre los que
gobiernan para desviar recursos públicos en aras de ganar elecciones vía la
compra de voluntades de los más pobres.
¿Qué
se cocina al interior de la Procuraduría General de la República?, no lo
sabemos pero si conoceremos los efectos y por los mismos, podremos conocer la
verdad a través de la presunción humana y de todos los medios que se tengan
para llegar a la verdad. Como sea que sea, de algo si podemos estar seguros. Si
se juzga rectamente a Javier Duarte ese será el camino hacia la justicia, en
caso contrario, el otrora partido único de Estado, habrá puesto otro clavo en
su ataúd. No podrá salir impune Peña Nieto de su propia corrupción y maldad.
Hay un principio que dice “A ninguno aprovecha su propia maldad”. Ya veremos si esto es únicamente pan y circo o, un cambio de rumbo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario