Más
de setenta años de priato, sinónimo de corrupción del gobierno, de institucionalización
de la corrupción como motor impulsor de toda la administración pública y
privada y más de treinta años de Neoliberalismo salvaje con efectos de
empobrecimiento y un gobierno con elecciones marcadas por la ilegalidad y la ilegitimidad y no hay señal de maldad para el gobierno. Por si esto fuera poco, el gobierno, co-gobernando con el narcotráfico, con la policía
infiltrada por el crimen organizado y bajo sus órdenes y el Procurador General
de la República sale a declarar que “nunca se imaginó que pasaran los crímenes
en Iguala” en los hechos y modalidades
brutales que son públicos. Esta declaración parece haber sido hecha por un
viejo afable, lleno de bondad, inocencia y toda la buena fe de la humanidad
concentrada en su persona. La realidad es muy diferente. Jesús Murillo Karam
muestra el cinismo y la indiferencia a la cual puede llegar un funcionario del
actual gobierno federal.
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