El
Estado tiene como un fin principal proporcionar seguridad publica eficiente
para la protección de los gobernados sin cubrir este rubro el Estado es
fallido. En México los excesos de los gobernantes son de escándalo y monstruosos.
Los hechos ocurridos en Tlayaya, estado de México donde gobierna el Partido
Revolucionario Institucional y el Iguala Guerrero, donde gobierna el Partido de
le Revolución Democrática en alianza con el Partido del trabajo y Convergencia son
dos claros ejemplos de la indolencia y monstruosidad con que se conduce el
gobierno mexicano en sus tres niveles de gobierno. No han entendido los
gobernantes que los tres niveles de gobierno son en razón de competencia pero
que debe es responsabilidad de esos tres niveles la seguridad pública sin que
puedan evadir sus responsabilidades. La Unidad en el gobierno debe ser
ineludible pero, la realidad es que, no solo no les importan estos crímenes cometidos
contra jóvenes y estudiantes mexicanos sino que es, con su complicidad y participación
directa.
Las
investigaciones superficiales muestran cómo se montó la escena de la masacre en
Tlayayya, estado de México, donde el gobernador priista felicitó y elogió la
masacre de las veintiuna personas y después, ha callado cuando se ha sabido de
la ejecución. Las investigaciones para descubrir la verdad siempre vienen de
los periodistas y personas ajenas al gobierno dado que el mismo gobierno trata
por todos los medios de tapar los asesinatos en que se encuentra involucrados
soldados o policías en franca colaboración con narcotraficantes. Enrique Peña
Nieto es responsable de la masacre de Tlayaya como comandante supremo de las
Fuerzas Armadas de México, Eruviel Ávila es responsable de la seguridad pública
del estado que mal gobierna.
En
Iguala, Guerrero se ejecutaron a un número indeterminado de estudiantes
normalistas por policías coludidos con grupos armados, presumiblemente del
crimen organizado, mientras el presidente municipal estaba en un baile popular, creyendo que con tan mal simulada
coartada se iba a salvar de su responsabilidad. En Iguala guerrero gobernaba José
Luis albarca, emanado del Partido de la Revolución Democrática y sigue
gobernando Ángel Aguirre sin ningún problema y cobijado por su partido.
Ambos
hechos delictivos llevan investigaciones lentas y sesgadas a efecto de que la
impunidad cubra a los gobernantes responsables
de estos hechos delictivos los abrigue la impunidad. Es bien sabido que la
consigna “QUE SE INVESTIGUE HASTA SUS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS, CAIGA QUIEN CAIGA”,
está destinada desde el inicio a encaminarse a quedar en la IMPUNIDAD, todos y
cada uno de los involucrados y responsables.
El
Estado de Derecho que tanto les encanta proclamar con tanta trompetería, por
parte de los gobernantes y sus jilgueros, es una vil simulación. Estos dos
hechos delictivos que son crímenes de Estado deberían bastar para que el estado
lamentable en que se encuentra el gobierno, para cambiar radicalmente; sin
embargo, el cambio debe venir de la sociedad civil. Los gobernantes están ya totalmente
corrompidos y en franca colaboración con la delincuencia organizada y
completamente en el confort de vivir del erario con grandes negocios de lo público.
La peor corrupción criminal es, simular un Estado de Derecho con total impunidad.
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