lunes, 13 de octubre de 2014

GOBIERNO FALLIDO, PUEBLO INDIFERENTE


Los burgueses, nacionales y extranjeros, se han imaginado ingenuamente que basta con imponer un marco jurídico a la vida social en el Estado para salvar todo tipo de obstáculos y de esta forma seguir un camino de jauja sin límites. Tal concepción simplista es refutada en la realidad. Pueden hacer todo el dinero y negocios que quieren pero, la realidad les pasará factura inmediata sin ulteriores protestas o reticencias.

Desde hace, más o menos treinta años, la gran burguesía ha tratado de mil maneras de penetrar y manipular el jugoso mercado nacional mexicano moldeándolo a su modo a través de los tecnócratas forjados al calor de las Universidades de los Estados Unidos de Norteamérica. Los resultados han sido desastrosos. Imponer un cambio económico sin un ajuste  necesario en la política y empezando por esta, ha sido su error. Por otro lado,  la aceptación de seguir con la vieja política revestida de nueva política, de nuevo Derecho, de protección a los derechos humanos por parte de la nación mexicana  ha sido su punto de quiebre. Ninguna nación puede esperar el desarrollo más o menos equilibrado desatendiéndose de la política y del Derecho.

En medio de estos dos  rubros están los gobernantes y políticos mexicanos como una antigualla mezclados con la propia decadencia que han generado: los carteles de las drogas y la delincuencia organizada. Ya no es posible separar el gobierno de este tipo de delincuencia. El resultado será siempre el fracaso en la política y en la economía. Los  grandes empresarios solo les queda el híper aislamiento, el anonimato  en virtud de la ausencia del Estado de Derecho (para efectos de comprensión uso el término Estado de Derecho sin que esto se confunda con el Estado), sin que haya seguridad en las inversiones.

Treinta años de ensayo y los gobernantes  y políticos se han separado del pueblo. No representan más que a los  intereses de las grandes trasnacionales y ellos mismos han adquirido un espíritu empresarial apto solo para enriquecerse con la privatización de lo publico en colaboración con los narcos y terminando por volverse ellos mismos narcos y delincuentes de todo tipo.

La burguesía apática, floja, descuidada y pagada de sí misma se ha imaginado que la Ley abstracta todo lo puede conducir y arreglar; el gobierno ambicioso e ignorante imagina y pone en práctica la retórica hueca como motor de cambio; los políticos solo hayan la corrupción como la única política para llegar al poder y gran parte del pueblo ignora como instaurar el Estado de Derecho democrático para poder transitar hacia la Híper modernidad con la consciencia del compromiso con la ecología, con lo social, con la educación, con la seguridad pública, esto significa una nueva responsabilidad ciudadana y gubernamental. En México, los grandes  burgueses no pueden libremente ser inversionistas sin corrupción; los gobernantes son por momentos gerentes generales y por momentos los aplicadores de la Ley del Garrote; los políticos, empresarios de la corrupción, del crimen y el pueblo general, instrumento pasivo de la economía, de la demagogia, del crimen, de su propia ignorancia y apatía.

La burguesía ha creído que puede manipular a su antojo las leyes y al pueblo de México poniendo e imponiendo las condiciones de gobierno sin querer darse cuenta de que incuban su propio mal. Con este gobierno lleno de oportunistas de viejo cuño y con estas leyes que no combaten la corrupción sino que la alientan no podrán tener éxito las reformas Neoliberales y serán dañinas para todos, aunque los grandes empresarios ganen dinero a montones ya que eso los vuelve cómplices y víctimas de este sistema de gobierno. Total que este sistema no ha podido y, mucho me temo que no  aspira a ensamblar al pueblo, al gobierno, a los políticos, a los empresarios dentro de un Estado democrático donde las leyes sean claras y equilibradas con apego al respeto a las garantías individuales, a la observancia de los Derechos Humanos y a la dignidad humana. Se han imaginado, erróneamente, los burgueses que la acumulación de grandes riquezas es el único fin en la vida y con ello se han convertido en ignorantes, ridículos y en estorbos para el desarrollo humano.


Allí va un sexenio más de intentos, de ensayos, de barruntar la fuerza y de desperdicio sepultado por la demagogia oficial y la indiferencia ciudadana, incapaces de cambiar de tonada mientras los burgueses afilan mandíbula. 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario