miércoles, 29 de octubre de 2014

EL ESTADO MEXICANO



(Ideas claras y distintas). Descartes

Es bien sabido que, el Estado  mexicano se compone, fundamentalmente, de territorio, población u gobierno. Falta sumarle todas las instituciones, organismos, descentralizados, desconcentrados y demás dependencias necesarias para la Administración Publica.  

Ahora bien, los TRES PRINCIPALES ÓRGANOS para el funcionamiento del Estado son: El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. En efecto, cualquier estudiante más o menos informado sabe que la Constitución General de la República Mexicana, se divide en dos partes: DOGMÁTICA Y ORGÁNICA y que en esta segunda, se encuentran las normas con las cuales se crearon los órganos en comento y sus facultades. Sostener lo contrario es, simplemente ignorar la realidad y la racionalidad.   

El gobierno se divide entre niveles: FEDERAL, ESTATAL Y MUNICIPAL y a estos les corresponde, principalmente, la administración pública y es, esta parte del Estado mexicano la que está en plena decadencia, podrida y como tal origen de la mayoría de los males más graves de la nación mexicana y digo de la nación porque los titulares e integrantes de los órganos, organismos e instituciones gozan de cabal abundancia material y económica.

Para definir lo que es el Estado mexicano no solo debe atenerse a las teorías (Casi todas chatas) sobre el Estado en general, y el mexicano en concreto, sino ir al texto constitucional, razonar profundamente su naturaleza y confrontar esto con la realidad. Para ello puede empezarse; teniendo ya los estudios correspondientes de Derecho, los artículos 28 y 90 de la Constitución General de la República para comprender a más cabalidad la ESTRUCTURA ORGÁNICA E INSTITUCIONAL DEL ESTADO MEXICANO.


Lo anterior, a efecto de que los señores constitucionalistas, gobernantes, políticos, comunicadores y todos aquellos que deben saber distinguir en esta materia sus partes, conceptos, ideas y realidad, no sigan repitiendo sin ton ni son teorías huecas, equivocas y conceptos vacíos. Se les invita a repudiar la garrulería que los distingue y adentrarse en un Nuevo Constitucionalismo que tanta falta hace. 

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