El descontento
social, las protestas, las huelgas, y, en primer y último caso, los hechos
violentos y las revoluciones tienen su origen en el abuso del poder público, en
la corrupción, la impunidad, en su suma, el despotismo y no, en la mente como
los lerdos gobernantes pretenden hacerlo pasar. Toda lucha que se haga contra
el mal gobierno es legal y legítima cuando el pueblo actúa en uso de su poder
soberano y, no solo tiene el poder soberano como mero membrete sino el poder
real de castigar a los malos funcionarios públicos sin ninguna responsabilidad
pues en caso contrario, el pueblo, no sería soberano más que en lo formal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario