martes, 22 de agosto de 2017

LA DECADENCIA DE LA POLÍTICA



Es evidente que, la política, en general, ha caído en una profunda decadencia de la cual difícilmente va a resurgir. Estos se debe a mi entender por el avance inexorable de lo económico como valor casi exclusivo de la vida. Los ricos han escogido este camino sin tomar en cuenta el arte como arte, la ciencia como ciencia y, la filosofía, el derecho y la justicia como valores rectores de la vida, los han tomado en cuenta como medios para acumular riquezas construidas con el trabajo nacional de generaciones y generaciones. Lo público se privatiza, es decir, el trabajo de millones se hace legal y legítimo. Luchar contra este crimen ha derivado en delitos pues tratar de recuperar lo público se ha vuelto ilegal a través de la santificación constitucional de la propiedad privada y su acumulación ilimitada.

No importa que millones estén en la extrema pobreza mientras en la Constitución General y sus leyes secundarias este legalizada la acumulación de la propiedad privada a través de la privatización de lo público. La impunidad es legal y quien atente contra el orden jurídico será perseguido en aras de la justicia neoliberal. La fuerza del Estado, la violencia del Estado puesta contra el pueblo al que se le llama soberano mientras se le implanta una soberana pobreza, claro, mientras se les dan migajas a través de los programas sociales para dar las apariencias de humanismo, de preocupación y ocupación del gobierno para con los más pobres.

He dicho, en mi obra “El Fin del Estado Moderno”, “El Fin de la División de Poderes”, que el Priato como sistema político ha terminado y que, en México no hay una División de Poderes tal y, como lo predicaba la doctrina de Montesquieu. En su caso, con la terminación del Presidencialismo (Eso fue el Priato), se bifurca el camino para construir un nuevo Estado, el Híper moderno (El termino es de Lipovetsky). Una corriente quiere el continuismo por medio de la creación de un gobierno de coalición y otra, quiere un nuevo sistema político. Ambas corrientes no tienen clara la idea y menos acabada. Con todo, para ello hacen falta sus elementos principales.

Los demócratas quieren una democracia con justicia, social, con justicia como valor y una política humanista sin corrupción mientras los neoliberales quieren y ya tienen Gerentes Generales al estilo panista o priista que son lo mismo, incluso riman, para convertir a los Estados nacionales en verdaderas empresas. México S. A. de C. V. o U.S.A. S. A de C. V., claro que hasta los nombres son horribles pero más horrible es constara eso en la realidad.

Ahora bien, para dirigir a los Estados nacionales como empresas ya no se necesitan políticos de cepa pura ni de medio pelo sino bobalicones entronados por la economía y para la macro economía (La economía de las grandes empresas), mientras se rapiña lo público con miras de la acumulación ilimitada a costa de la pobreza (La mico economía) inversamente proporcional del pueblo.

Que los Gerentes Generales son ignorantes y bobos es evidente y para muestra dos botones: Enrique Peña Nieto y Donald Trump, ambos lerdos hasta la gracia y la desgracia pues hacen reír a carcajadas con sus ocurrencias, dislates y locuras pero también padecer la injusticia, hambre, guerras oficiales o no, muerte y pobreza. Estos sujetos son el equivalente el Cerbero del Hades, tienen como misión no permitir que ninguna persona salga del nuevo Hades, el mercado económico. Es claro que mientras los presidentes se eligen quienes verdaderamente gobiernan son los dueños delas trasnacionales, el Mercado, se diría, impersonalmente. Por ello no se necesitan políticos sino Gerentes Generales que aparenten ser políticos aunque a leguas se les vea como lo que son imbéciles que no entienden un carajo pero que hacen su papel a las mil maravillas.


La política está en decadencia pero no todo está perdido pues el ciudadano híper individualista ha entrado en escena y, a él y solo a él, le está encomendada la misión de llevar los cambios en esta era. ¿Cómo lo hará?, está por verse.


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