Es evidente que, la política, en general, ha caído en
una profunda decadencia de la cual difícilmente va a resurgir. Estos se debe a
mi entender por el avance inexorable de lo económico como valor casi exclusivo
de la vida. Los ricos han escogido este camino sin tomar en cuenta el arte como
arte, la ciencia como ciencia y, la filosofía, el derecho y la justicia como
valores rectores de la vida, los han tomado en cuenta como medios para acumular
riquezas construidas con el trabajo nacional de generaciones y generaciones. Lo
público se privatiza, es decir, el trabajo de millones se hace legal y legítimo.
Luchar contra este crimen ha derivado en delitos pues tratar de recuperar lo público
se ha vuelto ilegal a través de la santificación constitucional de la propiedad
privada y su acumulación ilimitada.
No importa que millones estén en la extrema pobreza
mientras en la Constitución General y sus leyes secundarias este legalizada la acumulación
de la propiedad privada a través de la privatización de lo público. La
impunidad es legal y quien atente contra el orden jurídico será perseguido en aras
de la justicia neoliberal. La fuerza del Estado, la violencia del Estado puesta
contra el pueblo al que se le llama soberano mientras se le implanta una
soberana pobreza, claro, mientras se les dan migajas a través de los programas
sociales para dar las apariencias de humanismo, de preocupación y ocupación del
gobierno para con los más pobres.
He dicho, en mi obra “El Fin del Estado Moderno”, “El
Fin de la División de Poderes”, que el Priato como sistema político ha
terminado y que, en México no hay una División de Poderes tal y, como lo
predicaba la doctrina de Montesquieu. En su caso, con la terminación del
Presidencialismo (Eso fue el Priato), se bifurca el camino para construir un
nuevo Estado, el Híper moderno (El termino es de Lipovetsky). Una corriente
quiere el continuismo por medio de la creación de un gobierno de coalición y
otra, quiere un nuevo sistema político. Ambas corrientes no tienen clara la
idea y menos acabada. Con todo, para ello hacen falta sus elementos
principales.
Los demócratas quieren una democracia con justicia,
social, con justicia como valor y una política humanista sin corrupción mientras
los neoliberales quieren y ya tienen Gerentes Generales al estilo panista o
priista que son lo mismo, incluso riman, para convertir a los Estados
nacionales en verdaderas empresas. México S. A. de C. V. o U.S.A. S. A de C.
V., claro que hasta los nombres son horribles pero más horrible es constara eso
en la realidad.
Ahora bien, para dirigir a los Estados nacionales
como empresas ya no se necesitan políticos de cepa pura ni de medio pelo sino
bobalicones entronados por la economía y para la macro economía (La economía de
las grandes empresas), mientras se rapiña lo público con miras de la acumulación
ilimitada a costa de la pobreza (La mico economía) inversamente proporcional
del pueblo.
Que los Gerentes Generales son ignorantes y bobos es
evidente y para muestra dos botones: Enrique Peña Nieto y Donald Trump, ambos
lerdos hasta la gracia y la desgracia pues hacen reír a carcajadas con sus
ocurrencias, dislates y locuras pero también padecer la injusticia, hambre, guerras
oficiales o no, muerte y pobreza. Estos sujetos son el equivalente el Cerbero
del Hades, tienen como misión no permitir que ninguna persona salga del nuevo
Hades, el mercado económico. Es claro que mientras los presidentes se eligen
quienes verdaderamente gobiernan son los dueños delas trasnacionales, el
Mercado, se diría, impersonalmente. Por ello no se necesitan políticos sino
Gerentes Generales que aparenten ser políticos aunque a leguas se les vea como
lo que son imbéciles que no entienden un carajo pero que hacen su papel a las
mil maravillas.
La política está en decadencia pero no todo está
perdido pues el ciudadano híper individualista ha entrado en escena y, a él y
solo a él, le está encomendada la misión de llevar los cambios en esta era. ¿Cómo
lo hará?, está por verse.
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