Los
seres humanos tienen en todo tiempo el deseo de poder político para señorearse
sobre el resto y, si ese poder se ejerce de manera personal, mejor. Se dice que
el poder absoluto corrompe absolutamente y en México tenemos una larga tradición
interrumpida de personas que han ejercido el poder político de forma
prolongada; tales son los casos de Antonio López de Santana, Benito Juárez y
Porfirio Díaz. Los dos primeros no se catalogan como dictadores mientras Díaz, sí.
La
revolución mexicana interrumpió la tradición de ejercer el poder político en
largos periodos por una sola persona pero instauró un gobierno sui generis de
partido único de Estado que fue hegemónico por alrededor de 66 años. Con el
surgimiento de la pluralidad de partidos se inició germinalmente el camino hacia
la terminación de un sistema, el priista y, estamos bajo el riesgo de pasar a
la dictadura de partidos con la propuesta de gobierno de coalición.
Ahora
bien, el deseo de poder personal no ha desparecido y diversos primeros
mandatarios han tratado de reelegirse contra el principio de “Sufragio
efectivo, no reelección”. Los más destacados han sido, en fechas recientes,
Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox y Felipe Calderón, a través de sus
mujeres como derivados de sus gobiernos pues, sin haber sido presidentes sus
esposas no hubieran tenido ninguna oportunidad.
En
el momento presente la mujer de Felipe Calderón, está en plena campaña para
tratar de ganar la candidatura panista y, en su caso ser presidenta de la república;
con todo, no es Margarita Zavala, la más interesada sino su marido Felipe Calderón,
quien no se resigna a no ejercer el máximo poder político. Calderón es su
primer promotor para que el Partido acción Nacional, le conceda la candidatura
a su esposa; sin embargo, ahí tiene el primer gran obstáculo ya que los
panistas están divididos al respecto y considera una buena parte de los
panistas que ya no deben Calderón y
Zavala, volver a gobernar.
Otro
de los problemas que tiene la sociedad Margarita/Calderón, es que la primera
nunca ha administrado el más mínimo negocio mucho menos una dependencia pública.
Por si esto fuera poco, Zavala nunca ha ganado una sola elección por votación directa,
siempre como plurinominal. Por su puesto que, el conservadurismo de Zavala es
otro problema de fondo que tiene que tratar de sortear, nunca ha presentado una
sola idea política.
El
panorama para Zavala, francamente no se le ve muy halagüeño para sus propósitos
de poder presidencial. Hay una queja constante respecto del sistema político priista;
sin embargo, tiene una virtud, no ha permitido que los presidentes puedan
volver a reelegirse ni que sus mujeres lo hagan.
Los
ex presidentes priistas tenían una regla no escrita pero efectiva no volver a
participar ni hablar de política. Esta tradición se vio rota con Carlos Salinas
de Gortari quien sigue en actividad permanente pero con relativo éxito pero sin
ya ejercer el gran poder que tuvo.
Los
ex presidentes panistas no han seguido la práctica priista de la inactividad y,
el silencio; por el contrario, ambos han querido que sus mujeres fueran
presidentas de la república y, ambos son dinámicos activistas políticos. Ahora bien,
ambos lo han hecho no únicamente mal sino francamente, se han convertido unos
agitadores de mal gusto con sus diatribas, excesos y ridiculeces. Ambos ex
presidentes panistas dan lastima con su visión torcida y la ignorancia que
tienen a flor de piel. Caldero, se ve patético, tratando de alcanzar lo
inalcanzable: que su mujer sea presidenta.
Es
una lástima que nos muestren este triste espectáculo los ex presidentes
panistas y, entre ellos, hagan los peores ridículos y, sean motivo de burlas. Con
ello solo han logrado denigrara aún más a la política. Se muestran como locos
ambiciosos que no tienen ni idea de lo descabellado de su actitud ambiciosa.
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