La
crisis política que dejó la muerte del Presidencialismo mexicano, abrió las puertas
para que cualquiera se quiera alzar con el poder de la república, de un estado o
municipio. Vivimos tiempos de vergüenza nacional. Los presidentes son los
primeros que encabezan la rapiña sobre lo público, los gobernadores le hacen
segunda y, la tercera llega de mano de los presidentes municipales. Por si esto
fuera poco, se ha esparcido el deseo insano de hacer polvo el lema rector de la
república “Sufragio efectivo, no reelección”; que es el fuerte dique para que
los más ambiciosos se estrellen contra él, y, así se evite la continuidad en el
gobierno sexenal y, se haga brecha para la dictadura personal.
Hasta
ahora ha funcionado ese murallón no en la toma del poder, su primera parte, pues
los múltiples fraudes son pruebas de la corrupción del sistema político; sin
embargo, si ha funcionado en su segunda parte, al no permitir la reelección personal
y, hasta de las ambiciosas esposas que en pleno pacto, han tratado de seguir
los pasos de sus corruptos esposos.
Ante
la imposibilidad de la reelección, se han soltado en grande gritería los ex
presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón ambos de Sagrado Corazón de Jesús;
¡demonios bien santificados por el digito diaboli pues han bañado al pueblo de
sangre, corrupción e impunidad y, ahora se han lanzado a gritar a los cuatro
vientos que, ellos, son los únicos que tienen la solución para bien gobernar: más
sangre mientras se vuelve el Estado laico una cofradía de sandios.
Y,
no son solamente los ex presidentes los que andan activos en mantener el régimen
político corrupto; el propio enrique Peña Nieto es tan dañino como Calígula o Nerón
en la Roma imperial. No se arredra ante ningún obstáculo con tal de dejar un régimen
político que lo mantenga en la impunidad mientras disfruta lo mal habido.
La
triada maldita Fox, Calderón y Peña Nieto, se han vuelto agitadores
profesionales para que, la república este tan agitada y, esto permita su
saqueo. La anarquía les conviene. Ahora bien, no les ha ido del todo bien pues,
son tan torpes que, no hay día que uno de los tres, dos o todos juntos se
conviertan en payasos de carpa. Son los payasos de las cachetadas. Solicito perdón
pues debería yo estar escribiendo de temas serios pero así está el ambiente y,
estos actores de pacotilla no paran de morder al pueblo y de armar jaleo como
borrachos de cantina. Y, si bien no han llegado al sello de los Cesares más psicópatas, si emulan a Victoriano huerta.
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