domingo, 27 de agosto de 2017

LOS NARCOCORRIDOS Y OTROS RITMOS



El arte musical es importante en la vida de los seres humanos, al grado de ser el arte común. Y Federico Nietzsche se manifestaba a su favor, diciendo que si no existiera música el, no querría vivir, palabras más palabras menos. Claro, no respondió a qué clase de música. Conociendo sus gustos se puede colegir que, no se pronunciaba a favor de la música de mala calidad; por el contrario, le gustaba el arte superior. Se puede cuestionar su gusto por algunas obras musicales de Richard Wagner pero su consciencia del arte sublime.

Los narcocorridos no deben existir como arte popular y menos como arte institucionalizado, tal y como Enrique Peña Nieto lo concibe, dado que, ponen en vigencia todo el pensamiento y actitudes de esta clase. Legitiman en el gusto del pueblo la negatividad agresiva de sus letras. La denigración de la mujer es evidente en estos temas. Hacen ver, sus exponentes, la decadencia como lo bueno por sí.

En estos tiempos se han encumbrado sujetos de ínfima calidad humana como los máximos exponentes del arte musical. Sus canciones son verdaderas apologías del delito, sin la mínima calidad en su estructura musical así como en las letras que están destinadas a los más ignorantes.

No es de extrañar que se haya acabado el sistema Presidencial y por ende, el Estado moderno mexicano y, en su decadencia haya entrado por la puerta grande el gusto por el arte decadente de manera general al punto de que, el presidente se sienta encantado con este tipo de arte y tener a sus exponentes como modelos a seguir. Claro, el presidente es un vil ignorante que sabe de arte en la misma proporción que conoce de buena política.

Abandonado el poder público este fue ocupado por los delincuentes que, trajeron sus malos gustos y los impusieron a un pueblo desorientado. Sin embargo, hemos llegado a grados insoportables. Quieren a toda costa imponer sus gustos mediocres de forma total. Cuando alguien me dice que es fanático de estos géneros inmediatamente me imagino que clase de ideas le bullen en su hueca cabeza y que clase de futuro pretende. Hay que rechazar, amablemente esta barbarie.


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