El gobierno,
organismos no gubernamentales y hasta académicos, erróneamente llaman indígenas
a los descendientes de los pueblos originarios. El vocablo indígena proviene
del latín Inde que significa "de
allí" y Gena que significa
"nativo u originario"; es decir indígena significa del lugar donde se
nace.
Todos los japoneses
nacidos en Japón son indígenas de ese lugar, lo mismo los rusos son indígenas
de Rusia, los sudafricanos son indígenas de Sudáfrica, los suecos son indígenas
de Suecia con tal de que hayan nacido en cada Estado nacional.
Es impresionante el
desorden de ideas, es decir, la ignorancia de los que tratan este tema pero
felices sienten que hacen el máximo bien tratando dogmáticamente no únicamente
el tema sino a los descendientes de los pueblo prehispánicos. Todos somos indígenas
pues nacimos en algún lugar del planeta.
El oficialismo
trata a los descendientes con un falso humanismo que, no es otra cosa que un
mal paternalismo únicamente para parecer que el gobierno es justo, solidario
con los que menos tienen y para seguir usándolos con relación al presupuesto,
en los programas sociales corrompidos y en lo electoral. Bueno sería que se
reconociera a estos mexicanos indebidamente llamados “Indígenas”, como iguales y
tratados como iguales con realmente las mismas oportunidades, respetando sus sanas
costumbres y evitando, restringiendo las malas para que dejen de ser tratados
como inferiores.
Se usa el lenguaje
de manera desaseada para mantener, por un lado a estos mexicanos con una
actitud casi religiosa para alabarlos oficialmente pero por otro lado,
tratarlos con desdén, indiferencia, discriminación y como objeto de burlas, del
rencor colectivo y origen de vergüenza.
La sociedad mexicana
debería ser una sociedad con sus clases dinámicas y eso enriquecería a toda la nación
pues dando oportunidad surgirían los talentos, los genios acallados de las
clases más bajas. Es una vil mentira que los más ricos sin más sean los más
inteligentes, no, tienen un sistema político y económico en sus manos pero no
hemos visto surgir genios de la ciencia entre ellos ni de la filosofía ni de la
técnica. Hemos visto surgir si, súper ricos no con base en el esfuerzo individual;
no nos hagamos tontos, ningún ser humano se hace rico por esfuerzo propio e individual
se necesita el concierto de todo un pueblo, se han convertido en súper ricos
con base en hacer privado lo publico, es decir, lo que todo un pueblo por varias generaciones ha
hecho. Para eso sirve el lenguaje simulado pues son esos pueblos descendientes
de los originarios los que son la base de la economía con su trabajo en la
tierra, son su trabajo artesanal, con su trabajo en las fábricas, mercados,
casas particulares y todo donde ponen sus manos, pies, ingenio, talento y
genio.
El indigenismo es
un mal que nació con la conquista pero que fue elevado a lo casi sagrado con la
revolución mexicana y su brazo ideológico: el Muralismo, que puso en nichos,
altares públicos al pueblo llano de México exaltandolo por su participación en
la lucha revolucionaria y punto de partida de una nueva identidad nacional, por
el patriotismo oficial como ideología pero que, inmediatamente le negó los
derechos efectivos a estos mexicanos por obra y gracia de lo que es bueno y
malo; bueno era ser moderno o postmoderno a la forma burguesa y malo lo que había
sido conquistado y sus descendientes “los patas rajadas”, hoy llamados indígenas
pero que en el fondo siguen siendo “patas rajadas”. El gobierno se comporta
como las grandes trasnacionales que únicamente les importa el dinero pero que
tienen que hacer labores presuntamente altruistas para seguir obteniendo
pingües ganancias. El gobierno también necesita de mostrar un lado humano y
humanista pero en el fondo sabemos que esta la bestia agazapada. No más.
Es una vergüenza nacional
pero callamos porque corregir las cosas, las actitudes, el pensamiento, el
arte, la moral, la ética, la vida social, la aplicación de las leyes, el mal
gobierno significa sacrificio, malestar, pensar y actuar diferente de manera
amplia y profunda.
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