domingo, 27 de agosto de 2017

LO PÚBLICO COMO PRIVADO




Debería ser requisito para la mayoría, en la izquierda, con excepciones muy concretas demostrar fehacientemente que se tiene un trabajo legal con el cual se sostiene el individuo y su familia. Por lo menos demostrar la austeridad republicana, la capacidad para desempeñar un cargo público, la vocación de servicio y la virtud de volver a su trabajo terminado el cargo.

Es lastimoso y muy vergonzoso que la mayoría vaya buscando candidaturas por el mero fin de alzarse con lo económico y la fama prestada. Muchos han mostrado su alto enojo al no concedérseles una candidatura como si la misma fuera de su propiedad y se les privara ilegalmente de la misma.

Es evidente que, si no se tiene cuidado con este proceso en cada elección pronto se corromperá cualquier partido que enarbole virtudes republicanas o de izquierda. Se tiene el peligro de que lleguen y llegaran los más ambiciosos, los fracasados en lo privado, es decir, en su vida y los más ignorantes con tal de que sean los más serviles para con los líderes y tiranos hacia sus subordinados.

Si en verdad se amara la democracia por la democracia misma, los que alcanzan un puesto público deberían recibieran lo indispensable para sus vidas y los más virtuosos ni siquiera deberían cobrar por el servicio conferido. Únicamente así, se haría fuerte la república pues se daría el ejemplo de virtud y solamente se vuelve virtuoso aquel que practica la virtud, saber lo que es la virtud conceptualmente es una vana ilusión.

Con todo, la realidad es muy diferente. La decadencia está instalada en todos lados y laten las mismas pulsiones primitivas en la práctica política. Con Aristóteles la Política estaba unida a la Ética. Se acusa a Nicolás Maquiavelo de escribir su obra “Del Principado”, con el dedo del Diablo (Digito diaboli), y separar la política y la ética, para dar paso a una política de rapiña. Esto es un error. Los seres humanos con o sin Maquiavelo se comportan guiados por sus impulsos más primitivos aunque estén vestidos ricamente.

Ahora bien, después de todo, es interesante ver momentos de elección política porque ahí se ve claramente quienes son los más ambiciosos, los más ignorantes, los que maquinan sin ningún pudor para lograr una candidatura publica pues han hecho ya cuentas de cómo pagar sus deudas o de cómo hacer dinero para vivir una vida de lujos sin ningún mérito, sin aportar un ápice a la democracia sino todo lo contrario abonar a la decadencia de la república. Esto sería menor si fueran unos pocos pero son la mayoría.

Lo público debería ser tomado con toda seriedad y ser cuidado por los demócratas, por los de izquierda y los virtuosos pero mucho me temo que aquí también se adolece de lo que se le reprocha a la derecha.


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