El
tema de la adopción de menores por personas homosexuales, es espinoso porque se
trata el tema desde los prejuicios, desde los dogmas religiosos y de la
ignorancia. Los que están en contra de esta figura jurídica ni siquiera se dan
cuenta que nos dicen más de lo que contienen sus palabras; están dándonos una radiografía
de su pensamiento total sin siquiera conocerlos físicamente sin importar sus
grados de estudios. Invariablemente, está de fondos la ignorancia, la intolerancia,
los dogmas religiosos y los prejuicios. Para mí los homosexuales y lesbianas no
son más que personas dignas de respeto y
con derechos y obligaciones. No sé de dónde sacan (que no sea de la irracionalidad),
su indisposición contra los seres humanos “diferentes”, y tratar a toda costa
de mantener una rigidez artificial en los derechos de las personas. Habla la
Santa Madre Iglesia por sus bocas, bien los ha entrenado para ser sus
personeros; son títeres de los teólogos. La moral cristiana furtivamente quiere
ser Derecho. No debe haber tal.
Pero
los voy a complacer; en consecuencia, que a los huérfanos y abandonados los
adopten narcos, delincuentes probados, malos seres humanos, drogadictos,
asesinos, violadores sentenciados, sacerdotes pederastas y todos aquellos que
se oponen a la adopción por gays. Pero eso que se haga ya para ver ese espectáculo
degradante. Porque a toda esta lista de personas se les ve como “normales”; eso
les ha dicho la Santa Madre Iglesia pero por jotos ¡Dios, eso no eso es el Apocalipsis!.
Que
lavada de cerebro les han dado para ver a lo podrido de la sociedad mexicana
como buenos y, a los homosexuales como malos. ¿Bajo qué parámetro científico,
legal o filosófico estos es así?, por puro machismo que no es otra cosa que la
irracionalidad, la pura estupidez con ánimo de joder sin razón. Ya veo a Onésimo
Zepeda a Norberto Rivera y a todos los salvajes protectores de pederastas gozar
lujuriosamente con el manejo de millones de mexicanos que creen que hablan por sí
mismos.
Se
debe cuestionar lo que se considera normal porque no es otra cosa que una construcción
de lavado del cerebro por parte de los teólogos con la complacencia del
gobierno. Si la gente supiera cuántos sacerdotes son homosexuales y cuantos
gobernantes también, seguramente ni así entraría en razón porque están sujetos
al control de estos dos grupos y les da flojera siquiera pensar por sí mismos.
La
postura irracional manifiesta en contra de la adopción por homosexuales,
lesbianas y demás nos da un claro ejemplo del nivel cultural, académico y
humanista del pueblo de México y en concreto de los conservadores irracionales.
Les han dicho hasta el cansancio que somos, los mexicanos un pueblo amable, cálido,
hospitalario y grande; mentira, eso déjenlo para el turismo y para los
ignorantes. Nos vemos a los ojos y sabemos la verdad: estamos podridos y no
queremos sanación sino seguir la ruta de la autodestrucción con la mayor denigración
posible.
Quizá
tengan razón. Todos los días al abrir un periódico, al ver y oír noticias, al
ir a trabajar a los juzgados veo con suma claridad que son los homosexuales los
que matan, delinquen, violan y cometen toda clase de delitos innombrables
mientras la sociedad sana se ve acorralada y temerosa por esta horda de bárbaros.
Por
suerte tenemos buenos sacerdotes que cuidan de nuestros niños con el amor
divino que el buen Dios les prodiga y, a gobernantes honestos que no pecan
aunque las arcas estén abiertas. Que vamos a decir de los hombres que cumplen
con dar amor, cuidados, alimentos y estando separados las pensiones
alimenticias de forma exacta cuando no copeteada y puntual. Mexicanos buenos que
por su sola existencia se abre la opción que en verdad el cielo sea creado a
imagen y semejanza suya.
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