miércoles, 7 de junio de 2017

LOS EFECTOS DE LA CORRUPCIÓN PRESIDENCIAL




La poca credibilidad que tenían los órganos, las instituciones y dependencias de gobierno Enrique Peña Nieto las ha malgastado con tal de conservar el poder político. Ciertamente Peña Nieto ha logrado conservar y mantener al grupo Atlacomulco, con la representación de Alfredo del Mazo una vez más. Con todo, esa algarabía que andan pregonando es nociva porque socava y merma la poca confianza que el pueblo tiene en el gobierno y sus instituciones. La decadencia va mucho más allá de únicamente conservar el poder publico en el Estado de México llega hasta la figura del presidente en turno y de quien siga.

El desgobierno actual es un efecto de la corrupción y la impunidad que por décadas se ha venido ejerciendo como forma de gobierno. Se agravó con las reformas estructurales de Peña Nieto que fue como una señal de que lo público era el botín del gobierno y políticos corruptos que ni prestos ni perezosos se lanzaron como marabuntas hambrientas a realizar los negocios más viles y sucios que se habían visto en la historia de la república. Los delincuentes han sido rebasados por los gobernantes a la hora de cometer delitos y que, no tenga el presidente el mínimo pudor a la hora de corromper lo público, es síntoma de la gravedad de su propia corrupción. Es una vergüenza mundial que se sepa que el propio Primer Mandatario, quien juró guardar la Constitución General y las leyes que de ella emanen, sea el mismo que le asesta los más duros golpes a las instituciones públicas.

El Estado moderno fue muerto por la corrupción de este gobierno, de eso no queda duda; se ha dado nacimiento al Estado híper moderno por el propio asesino del anterior. Ya se puede uno imaginar la clase de monstruo que ha creado este monstruo llamado pomposamente presidente de la república. ¿Qué credibilidad van a tener los órganos, instituciones y dependencia de gobierno después de este espectáculo de cínica corrupción presidencial?, ninguna, evidentemente.  


Pero los efectos son más amplios y profundos de lo que se cree. ¿Cómo se va a construir la vida sana del pueblo mexicano si no hay certeza más que de la corrupción de todo el gobierno, de sus instituciones y dependencias?. La vida misma se ha visto denigrada por un solo ser humano y este se ríe cínicamente al saber que ha inyectado su mortífero veneno a todo el Estado mexicano. El pueblo tiene la palabra.


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