Esta
tan corrompido el sistema electoral que los funcionarios que integran la institución
electoral, han dicho que no hay fraude, esto es descabellado; sin embargo, en
el conteo hecho después de las elecciones, en apertura de paquetes electorales,
se ha visto claramente que, se le sumaron votos inexistentes al partido oficial
de manera sistemática y no al revés, al partido que va en segundo lugar, según sus
cuentas. Es evidente que, hay una orquestación
de aquellos funcionarios que estuvieron en las casillas de votación. No se
puede explicar, diciendo que, los funcionarios de casillas no son expertos en
llenado de documentos electorales. Primero, se supone que se les capacitó pues
eso nos dijeron de manera insistente. Segundo, el agravio lo sufre de manera
permanente Morena y no el PRI para sostener los dichos de los funcionarios
electorales.
Allí
están las pruebas, documentales públicas pues eso son los documentos
electorales, los videos, las pruebas testimoniales, las presunciones, la legal
y humana por medio de las cuales se puede llegar a la verdad. Es falso que no
haya pruebas. Como se dice coloquialmente “Si camina como pato, tiene plumas de
pato, pico de pato, es pato”. De todo el cumulo de pruebas se puede llegar al
pleno convencimiento de que hubo fraude electoral. Más aun con las meras
presunciones, legal y la humana ante las evidencias es suficiente. Pero el
Instituto Electoral del Estado de México, se torna rigorista y resta valor
probatorio a todas las pruebas legales que evidencian el fraude.
Con
esto le asestan otro duro golpe a la credibilidad a las instituciones
electorales que no salen de la incredulidad, por el contrario, se profundiza la
corrupción y por ende, la desconfianza; y así, no se pude construir duda
publica sana. No dejan duda que los Consejos electorales tienen consigna de evitar
que salga la verdad real y prefieren la verdad institucional. Esto es grave por
donde se le vea.
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