Hay
políticos y periodistas, seguramente de la mano, manifestando que, la lucha por
del poder político ha sido y seguirá siendo entre dos personas; Peña Nieto y Andrés
Manuel; y, que en las elecciones pasadas en el estado de México, ganó el
primero y perdió el segundo. No puede
haber argumento más retorcido para cegar a los ciudadanos y, el pueblo en
general y de esta manera, poder atenuar las protestas y evitar que el pueblo tomé
consciencia de estar viviendo en una Estado nacional en plena decadencia y con
una corrupción a toda velocidad, implementada por el propio presidente de la república,
Enrique Peña Nieto, el mismo que juro guardar la Constitución General y las
leyes que de ellas emanen y caso de no hacerlo que el pueblo se lo demande.
En
primer y último caso, es la sociedad quien sale perjudicada con el triunfo del
candidato Alfredo del Mazo en el estado de México, aun aquellos estados donde
no hubo elecciones porque, tan luego se lleven a cabo, esta nueva edición del
fraude electoral se ejercerá en dichas elecciones con sus correspondientes
aumentos en mañas e ilegalidades. El cáncer en su especie de corrupción electoral,
de compra de voluntades, de despilfarro de los recursos públicos para imponer a
un candidato afecta a toda la nación y no beneficia a uno y afecta a otro de
los personajes de la política por muy importantes que estos sean.
En
este contexto pierde el pueblo mexicano ¿quién en su sano juicio va a creer en
los funcionarios públicos que son integrantes del gobierno?, ninguno. Por si no
lo quieren reconocer, se ha filtrado el veneno de los fraudes en las
instituciones electorales y en la figura presidencial como la serpiente que
inyecta el veneno en todo el Estado mexicano. Ha quedado tan maltrecha la
figura presidencial que Peña Nieto más allá de su muerte tendrá el sello de
corrupto y será recordado por ello. Sin embargo, el mal que ha destilado ha
hecho su efecto y nos quedaremos con un Estado enfermo, casi cadavérico
mientras Peña Nieto se va a disfrutar de lo mal habido y con toda la impunidad.
Crear un nuevo Estado
en donde los órganos que ejerzan la soberanía con los límites al ejercicio del
poder; que las instituciones actúen legalmente y con transparencia, en donde el
presidente sea el Primer Mandatario (El que manda obedeciendo al pueblo), y
donde todos los gobernantes, funcionarios y políticos estén sujetos a las leyes y se evite la corrupción
será un trabajo extremadamente difícil y harán falta muchas generaciones y
claro un nuevo tipo de mexicano que sea proclive a la justicia, a la solidaridad,
al respeto; en suma un tipo de mexicano diametralmente opuesto al tipo de
mexicano que hoy existe: el tipo mexicano priista.
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