viernes, 2 de junio de 2017

5 DE JUNIO DE 2017. DÍA DEL RÉQUIEM PRIISTA


Si el Partido Revolucionario Institucional, el mismo que quiso hacer creer ser el legal y legítimo heredero de la revolución y había vuelto la misma en una gran institución, gana la elección en el estado de México, en el contexto de elección de Estado porque únicamente los ciegos y los tontos sostendrían lo contrario, habrá agravado los motivos de corrupción, decadencia e inutilidad de este sistema político que ya no tiene asidero por ningún lado. En toda la república mexicana  se va siguiendo ya la alternancia para bien o para mal y esto no tiene vuelta atrás. La inoperancia del sistema político creado por el PRI, hace necesaria su caída definitiva y la creación de uno nuevo, creado por la nación mexicana en su conjunto si se quiere que funcione durante un largo periodo. La imposición de un sistema donde no participe la nación en general solo traerá más descontento; es necesario un consenso basado en la democracia, la libertad, legalidad, legitimidad y todos aquellos principios que propicien la sana convivencia de los mexicanos.  

Enrique Peña Nieto quizá no lo previó o no había otra opción respecto al estado de México este 4 de junio de 2017 y creyendo o no importándole, desvió millones y millones de pesos enmascarados a través de programas sociales con el claro ánimo de no dejar el poder del corazón del sistema y del grupo Atlacomulco, dueño del partido oficial. Peña Nieto, quizá piensa que este sistema político todavía sirve o es salvable; está totalmente equivocado, el cambio ha llegado y no parará hasta desplazar el actual.

Por su parte, Eruviel Ávila, hace lo propio con dinero público para comprar voluntades para no permitir la alternancia, la democracia y el cambio; todo será inútil, este sistema político como ya he dicho está agotado, vacío ¿cómo le van a pedir a los campesinos, a los obreros y al otrora sector popular que voten por el PRI, si han dejado desprotegidos a todos ellos a través de las reformas privatizadoras en medio de una corrupción nunca antes vista?. Únicamente, el uso del dinero y los recursos públicos pueden torcer y retorcer las voluntades de los pobres, de los ignorantes y de los marginados. Pero ese torcer y retorcer las voluntades y la necesidad factual no pueden traer otra cosa que el redoble de la lucha del pueblo mexicano por imponer la democracia y la justicia. Muchas generaciones ya no nacieron dentro del sistema político totalitario que aglutinaba a casi todo el pueblo en tres grandes sectores: el obrero, el campesino y el popular. Por si esto fuere poco la doctrina Estrada como candado que no permitía el escrutinio al gobierno mexicano por gobiernos extranjeros ha caído estrepitosamente.

Lo más importante creo lo constituyen dos elementos que ha perdido el partido oficial, el gran poder presidencial simbolizado por el Presidencialismo y la rectoría de la economía; estos dos rubros hacían del presidente en turno el motor primordial, único que hacia funcionar la política y la economía. Al perder estas dos facultades en lo factual aunque no en lo formal (aquí importa la realidad), el presidente ha quedado como simple Gerente General de lo público. Ha perdido su utilidad política y la económica, ya es un simple actor mermado. Esa falta de poder se siente en todos los rubros; desde la seguridad pública hasta los más básicos servicios. Y, como los vacíos de poder son tomados por quienes pueden, los gobernadores y la delincuencia organizada y no organizada se han vuelto poderosos y se simula o se combaten de manera ineficaz.

Si el PRI pierde el estado de México, quien gane el poder político tendrá una inmensa tarea, desmantelar todo el aparato burocrático/político que ha mantenido el partido actualmente en el poder. Tarea que no será fácil y no creo que un sexenio sea suficiente por la enorme traerá como por la oposición que se dará. Este desmantelamiento no se ha siquiera iniciado porque el Partido Acción Nacional o el Partido de la Revolución Democrática prefirieron declararse únicos y universales herederos de dicho sistema para explotarlo lo más profundamente y en diverso casos agravarlo.

En ambos casos, se llegará al mismo resultado, la ineficacia del sistema político y, en ambas circunstancias, se hará imperativo su terminación. De una u otra forma. Porque el ocaso de del sistema tiene a lo menos veinte años; desde Ernesto Zedillo y únicamente se ha pospuesto su funeral y entierro. Hasta los priistas van tomando consciencia de que, esto debe terminar. Una sociedad sometida a una profunda crisis no puede tomar otro pensamiento y actitud de cansancio y de cambio. Eso se puede corroborar en la calle, en las pláticas con los mismos para saber que, ellos también se van dando cuenta ser parte de los explotados.

Las dos vías (que gane uno u otro partido), en apariencia tienen fines diferentes pero estos solo lo son en el ánimo de los líderes de los contendientes y sus seguidores pero la realidad no se anda con miramientos, cuando reclama su supremacía no hay anhelos que sirvan para hacer cambiar un ápice el avance de la realidad. La cultura clásica dio paso a la Edad Media, esta al Renacimiento, este al Capitalismo en sus diferentes etapas (industrial, tecnológico, financiero etc.) sin que haya apelación que pueda dar marcha a tras a este proceso.


El Presidencialismo se terminó; la rectoría de la economía por parte del Estado mexicano se terminó, se terminó el Estado cerrado y fue abierto por la globalización, lo mismo pasó con el pueblo mexicano. Las redes sociales tomaron por sorpresa al gobierno mexicano en sus tres niveles y de todos los partidos con lo cual se ha ido minando todos los rubros de la vida y, esto no parara. Se debe iniciar la creación de un nuevo estado mexicano. El viejo constitucionalismo está agotado como para dar respuesta a esta necesidad; es necesario un nuevo pensamiento y un nuevo constitucionalismo. “Volverán las oscuras golondrinas… pero esas que sostuvieron el sistema político priista, esas, no volverán”.



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