martes, 20 de junio de 2017

EL CASO VENEZUELA



Debo confesar mi ignorancia sobre la situación en Venezuela e imagino que los venezolanos tienen el mismo problema al momento de tratar de entender la realidad mexicana, es decir, del Estado mexicano. Por lo que se el gobierno de Enrique Peña Nieto le faltan los dos elementos fundamentales del poder político: la legalidad por haber llegado al poder empleando el fraude electoral y, la legitimidad; el convencimiento que, quienes son titulares de los órganos que ejercen el poder son los indicados, es decir, el pueblo tiene la fe fundada en ese gobierno. El gobierno mexicano no tiene ni la calidad moral, ni ética ni legal para reprochar ninguna actuación al gobierno de Venezuela mientras acá y me pregunto si algún gobierno tiene el derecho de criticar lo que pasa en Venezuela. Aquí, en México hay muchos más muertos y desaparecidos; muchas más violaciones a los derechos humanos que en Venezuela, eso no significa que lo que pasa allá sea justificado; sin embargo, como se dice vulgarmente “¿Con qué cara reclama el gobierno mexicano violaciones en otros Estados nacionales?”.

Poco le duró el gusto a Peña Nieto de haber sido el Mapache electoral número uno en el estado de México si el muy tonto anda de voyerista y espía a los periodistas, luchadores sociales y hasta menores de edad, siendo descubierto. En todas las imputaciones que se le hacen al gobierno mexicano calla o da respuestas escuetas y sin contenido. Que se presenten las denuncias ante la Procuraduría General de la República, dice el gobierno; eso es de locos si esa misma dependencia es la encargada de espiar. No hay pruebas, dice Peña Nieto a través de sus personeros. Las hay, el software para espiar únicamente lo venden a gobiernos y si no es el gobierno quien espía ¿por qué no investiga quién o quiénes son los que espían?.

Los panistas como Felipe Calderón y Vicente Fox, no tienen ningún derecho para imputarle al gobierno de Venezuela ningún acto pues fueron y son unos corruptos de primer nivel y ahora son unos agitadores internacionales. No quieren la democracia sino todo lo contrario, imponer el totalitarismo religioso a través de la imposición del “Reino de Dios en la Tierra”, son el equivalente a los fanáticos religiosos de la Edad Media que quieren hacer lo imposible: regresar en el tiempo para destruirse el pecho a golpes de hipocresía.

Como sociedad, los mexicanos debemos exigir que nuestros gobernantes, sean del partido que sean, tengan conductas honradas y transparentes, para que con tal calidad puedan pedir libertad, democracia, justicia, respeto a los derechos humanos y, no sea como hoy, con este gobierno mexicano totalmente corrupto y corruptor que pide todos los valores para los venezolanos pero se comporta aquí como verdadero tirano que espía a periodistas y luchadores sociales, que masacra, desaparece forzadamente a personas y que tiene a varios de sus ex gobernadores prófugos por sus inadmisibles gestiones se erija en juez celoso de la democracia sin ningún sustento. Seríamos cómplices y avales de este mal gobierno si lo aceptamos.


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