Estoy
libre de pecados, ignoro que sean estos en su ontos, los conozco de oídas. De
niño y de joven trataron de engatusarme con las ideas de los pecados y trataron
de imbuirme la religión. Fui demasiado listo para no dejarme engañar y fingí
sentir y presentir ese mundo metafísico. Hoy día cometo infracciones a las
normas sociales; suelo ir a trabajar a los juzgados, vestido con pantalones de
mezclilla, camiseta estampada con figuras de metal y zapatos de obrero. A veces
soy descortés y hasta odioso. Vivo inopinadamente. Ya estoy viejo para
someterme a las reglas comunes.
Me
han llamado de todo, no me importa. ¿Pecador?, no, para ello hace falta
someterse a una religión y no tengo predilección por alguna de ellas. Ninguna
me da respuestas a mis inquietudes. La ciencia y la filosofía me atraen
irremediablemente. No se puede pecar cuando no se, es religioso. Patrañas. He
cometido toda clase de tonterías y he infringido muchas leyes pero no las
religiosas, no las acepto. Infiel, satánico, gentil y palabras similares no son
otra cosa, para mí, que conceptos huecos.
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