miércoles, 13 de julio de 2016

EL GOBIERNO DE ENRIQUE PEÑA NIETO




Se ha pensado y creído que el sistema político mexicano ha avanzado en la protección de los derechos humanos y la protección efectiva de las garantías individuales. Esto es falso, en realidad estamos en una copia del porfiriato donde los lemas eran "Mátalos en caliente", "Dispara y después averiguas". ¿Qué son los casos de Tlatlaya, Ayotzinapa, Noxchitlan a nivel federal y todos los casos a nivel de los estados sino la efectiva ejecución de esos lemas?. Es claro que la implantación del Neoliberalismo lo hace este gobierno con la sangre de los mexicanos más pobres.

El neoporfirismo peñanietista se ha desatado. El antiguo dictador no daba explicaciones, el sistema político era cerrado. El actual mal gobierno debe dar mil y una explicaciones ante la globalización y la existencia de redes sociales que desnudan estos crímenes de Estado. Todos los días debe este gobierno salir a dar explicaciones de los cientos de muertos que hacen las fuerzas públicas. Claro, dan explicaciones burdas, faltas de toda credibilidad, inverosímiles. Peña Nieto se enreda solo con explicar la actuación de los policías bajo el marco de los protocolos mientras los periodistas afines a tal vileza dicen creer en este gobierno y sus instituciones. Se lo dijo Barak Obama “Demagogo y cínico”.

Ahora bien, procuradores vienen y van inventado “verdades históricas”, o diciendo públicamente que averiguaran hasta las últimas consecuencias y lo que resulta, es, que enredan todo, desaparecen evidencias al punto de no saberse nunca la verdad. En efecto, que resultados no solo magros sino nulos y negativos nos ha dado la Procuraduría General de la Republica. Esto debe cambiar desde fuera del gobierno es inverosímil que este gobierno aficionado al autoritarismo y al “dispara y después mal averiguas”,  pueda quitarse la adicción por la sangre. Este gobierno tienen enfermedades incurables por sí mismo: las mentiras reiteradas, la corrupción genética, la violencia extrema, el crimen sin castigo, la impunidad y el cinismo.


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