Existe un mal entendido en las relaciones entre mujeres y hombres,
ambos géneros buscan ideales. Las mujeres persiguen el ideal del hombre
responsable, valiente, trabajador, independientemente de lo bien conformad; los
hombres, corren tras las mujeres hogareñas, dulces y sumisas. Error
fundamental. Las mujeres cada vez son más libres y más solitarias, los hombres
son más solitarios, con menos poder sobre las mujeres y más inseguros. No hay
forma de dar marcha al pasado. La solución a este espinoso asunto está en
aprehender a tener un plan en la vida en donde ya el matrimonio u otra forma de
convivencia sean, el único objetivo sino un fin más en la vida de cada uno. Sé
que los dulces corazoncitos no estarán de acuerdo con esto pero la realidad no
se refuta con asentir o negar tal o cual hecho.
Finalmente, la híper individualidad ha roto el paradigma de la
familia tradicional, donde se vivía hasta que la muerte separaba a las parejas.
¿Esto es bueno o malo?, de manera alguna suspendemos el
juicio por ser esto materia de la moral. Diversas formas familiares han surgido
y no se pueden eliminar por decreto. La tan anhelada búsqueda de la otredad
para ser felices, se ha ido al patio de la historia. El ser humano debe
aprehender a ser por sí mismo una unidad, en donde tenga que enfrentar todas
las vicisitudes de la vida; porque el dolor y la lucha constante por hacerse la
vida no han desaparecido, esa es una constante.
Ahora bien, para llegar a este momento crítico, se debe hacer una breve reseña sobre el deslizamiento del ser humano como materia del arte y la llegada de lo industrial como centro de la estética. José Ortega y Gasset hace un amplio estudio en su obra “La deshumanización del arte”, donde nos anuncia ampliamente lo ya dicho. Que una lata de sopa “Campbells” se haya vuelto arte con Andy Warhol no es una casualidad. Las relaciones humanas se iban a mediatizar, aún más, a través de los artículos industriales y tecnológicos. Se siente la pérdida de lo humano como centro de la vida. En adelante la vida se tendría que poner por debajo de lo material. La vida, lo metafísico por excelencia, bajo lo meramente material. Y, ¿el ser humano y su libertad?. Es posible.
Ahora bien, para llegar a este momento crítico, se debe hacer una breve reseña sobre el deslizamiento del ser humano como materia del arte y la llegada de lo industrial como centro de la estética. José Ortega y Gasset hace un amplio estudio en su obra “La deshumanización del arte”, donde nos anuncia ampliamente lo ya dicho. Que una lata de sopa “Campbells” se haya vuelto arte con Andy Warhol no es una casualidad. Las relaciones humanas se iban a mediatizar, aún más, a través de los artículos industriales y tecnológicos. Se siente la pérdida de lo humano como centro de la vida. En adelante la vida se tendría que poner por debajo de lo material. La vida, lo metafísico por excelencia, bajo lo meramente material. Y, ¿el ser humano y su libertad?. Es posible.
Si
en verdad se quiere la libertad se debe enfrentar este reto mayúsculo. No
obstante las protestas airadas no hay otro camino. El romanticismo hace
rabietas furibundas pero no tiene sentido. La realidad es sorda a los llantos y, a las lágrimas; avanza incansable y hemos de seguir o, ¿a que se refiere a tan
trillada frase: “La vida sigue”?.
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