Es tan peligrosos vivir sin educación que vivir con
ella bien adaptado al sistema político, económico, social y religioso. En ambos
casos se simula la libertad cuando en realidad no se pasa de ser siervos de los
poderosos que encabezan dichos sistemas. En ambos casos se ignora el hecho
medular. Esa es la razón por la cual los gobiernos controlan la educación y la política,
las trasnacionales lo económico y los teólogos la religión. Con ello se
mantienen en el poder. En el primer caso se crean “ciudadanos” que son fuente
inagotable y maleable de votantes, consumidores y fieles; en el segundo, se
crean “ciudadanos”, “normales”, “razonables” que legitiman el poder por “las vías
democráticas”, que están basadas en leyes a modo. En los demás casos se acepta
lo mercantil y se defiende a los líderes religiosos con rabiosa fuerza.
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