domingo, 17 de enero de 2016

EL ÁRBOL QUE DA MOREIRAS. MISIÓN CUMPLIDA



La detención de Humberto Moreira en España muestra al sistema político, judicial y legislativo en toda su encarnada corrupción. Por doquier que se huela llega ese olor putrefacto de la descomposición gubernamental. El órgano Legislativo hace las leyes cortas, mancas para aplicarlas a la clase política y gubernamental; el órgano Ejecutivo se encarga de corromper todo el sistema administrativo sin ningún pudor; sabe el presidente en turno que  no hay leyes que lo puedan tocar siquiera y puede poner un fiscal a modo para ser exonerado; el órgano Judicial esta manco, cojo, raquítico y en plena terapia intensiva; hay aproximadamente 600 tribunales federales para más de 110 millones de habitantes, una desproporción insólita. Sumados todos los males de estos tres órganos (que no poderes por sí), son el centro neurálgico de toda la corrupción, esta corrupción contra la de los ciudadanos comunes y corrientes, la segunda es un juego de niños. La corrupción somos todos vocifera el gobierno desde hace mucho. ¿Cuál es la razón por la cual solo se enriquecen los gobernantes, los políticos, el crimen organizado y los dueños de las grandes trasnacionales?, en efecto, la corrupción se practica, en lo general, por toda la nación mexicana pero, la que pudre como un cáncer sin control, es la corrupción oficial, institucionalizada. Allí están los grandes negocios de millones y millones de dólares.

Decian y lo siguen sosteniendo, cínicamente, los priistas que la moral es, un árbol que da moras. No, ese árbol de la política no da moras, da Moreiras al por mayor, es fecundo. Póngase a cualquier a cualquier presidente de la república, a cualquier gobernador u otros funcionarios de primer y de segundo nivel y se verá claramente que son frutos podridos del mismo sistema político, todos abrevan del mismo mar de corrupción y se tapan con el mismo amplio manto de la impunidad, del sistema judicial chato en este contexto, mientras el ejecutivo federal lucha incansablemente en construir ilusiones, camuflajes a su incontinente corrupción y la de todo su gabinete.

Hace solo algunos días, el presidente en turno tenía espasmos orgásmicos al anunciar la detención de Joaquín Guzmán Loera, lo festejaron como si hubieran reconquistado el territorio perdido, como si una fuerza divina los hubiera curad de su loca ambición y de su corrupción como si hubieran encontrado el Principio-primero-de-todas-las-cosas con un: “Misión cumplida”.

La “Misión cumplida”, sin embargo viene de afuera, concretamente de España, donde tuvieron a bien, ver con claridad que este sistema político arbolario produce Moreiras, es decir, gobernantes y políticos corruptos. Por ello detuvieron a este bailador ridículo, cínico, creído de sí mismo. No se ha visto a la clase política festejar esta misión cumplida, estarán poniendo los sesos, con el temor fundado, por no ser los siguientes. Ir a España no está dentro de sus planes. Enrique Peña Nieto ha callado como una tumba junto con todo su gabinete. La emoción se ha ido.

Los españoles trajeron la corrupción a lo que hoy, es México y la llevaron a grados increíbles “Cúmplase pero no se acate”, decían de las leyes de su rey y no discutían las normas legales pero no las llevaban a la práctica. Ahora ya con los ojos abiertos y un poco de consciencia de lo malo de la corrupción tratan de enmendar sus imperdonables equivocaciones. El pueblo de México debe tomar los problemas en sus manos para solucionarlos. El gobierno no los puede solucionar ni los políticos porque ellos son el problema, el origen de la corrupción. Así como un enfermo no pude curarse solo, el gobierno de Peña Nieto y subsiguientes no podrán salvarse de su maldición, creer ladinamente que son intocables y sostener que, la moral es un árbol que da moras.



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