Se dice de común que los mexicanos no tenemos que
festejar este 15 de septiembre y es justificado, aunque desconocido. El grito
sin grito se dio el día 16 de septiembre de 1810 y por coincidir con el
cumpleaños de Porfirio Díaz, (quien cumplía años los 16 de septiembre) se
festeja los días 15 de septiembre la independencia que no se quería pero se logró.
El oficialismo, se apropió dogmáticamente de los mitos (cuentos), para mantener
al pueblo bajo control. El pueblo solo conoce los cuentos oficiales y no la
verdadera historia ni el contexto de la misma.
En el año de 1809 los franceses derrotan a los españoles
en la batalla de Ocaña y ocupan casi toda Andalucía y ocupa el trono español Fernando
VII quien es, manipulado por los franceses. Contra esto reaccionan en la Nueva
España y en especial en lo que hoy es, México los criollos, quienes no podían participar
en política y en la economía mal la pasaban sin tener medios para defenderse.
Miguel hidalgo, nunca pensó ni quiso la independencia
de México ni la democratización sino la terminación del mal gobierno. “Muera el
mal gobierno viva Fernando VII”, fue su grito.
Finalmente, se consiguió la independencia, en donde el
papel fundamental lo llevaron los criollos, fue una revolución de independencia
política. La Guerra de Reforma fue una revolución de independencia religiosa,
la separación del Estado eclesiástico del Estado civil. La revolución mexicana
fue un movimiento en contra de la dictadura de Porfirio Díaz y su punto
culminante lo fue la nacionalización de la industria petrolera.
El Priato dio
muerte, lentamente a los objetivos de la revolución mexicana, al intento de
independencia económica, institucionalizando la política en el Partido
Revolucionario Institucional.
Con la reformas sin
control que ha hecho el Priato ha logrado revertir ese intento de
independencia económica y ha sujetado al Estado mexicano a una dependencia económica
con las grandes trasnacionales y la Ley de Asociaciones público-privadas es su “Ábrete
sésamo”. Solo los muy ingenuos, los gobernantes y políticos “creen” que una
apertura en los términos entreguistas y corruptos son buenos para el pueblo.
Hoy, viejos valores, los héroes e ideales de antaño son letra muerta, rito vacío,
sin sentido. En tal caso no tenemos cosa
alguna que festejar y esto es, ya la “Noche triste” de los mexicanos y no
aquella “Noche triste
“, en la que los mexicas derrotaron a los tlaxcaletecas, aliados y españoles. Noche de alegría y felicidad.
“, en la que los mexicas derrotaron a los tlaxcaletecas, aliados y españoles. Noche de alegría y felicidad.
Enrique Peña Nieto y el Priato a sabiendas del
descontento social tuvieron a mal acarrear mexicanos inconscientes e ignorantes
de sus actos, desde el estado de México, bastión priista por excelencia, allí es
la madriguera del Grupo Atlacomulco de negra historia. Con esto se trató de
minimizar la protesta social sin lograrlo. A Peña Nieto solo le faltó gritar “vivan
las trasnacionales y Televisa”. El grito se convirtió en una farsa cómico musical bien controlada por el Estado Mayor
Presidencial.
Sin embargo, los
mexicanos si tenemos que festejar, la toma de consciencia y el enorme
trabajo que nos ha tocado: la imposición por cualquier vía de la democracia. Agradecemos
a los franceses y a Napoleón la causa del descontento social en la Nueva España
y a los estadounidenses la causa de las Reformas Neoliberales pero, la decisión
de la forma de gobierno es solo de los mexicanos. La toma de consciencia
profunda de los mexicanos y su ser y quehacer en el mundo también es una revolución;
una que contiene la profunda convicción política, económica, social e
intelectual de la independencia total. Es cierto que no tenemos mucho que festejar
respecto del pasado mítico pero, es,
falso que no tengamos que festejar cosa alguna hoy, tenemos la fuerza, la soberanía,
la consciencia, la ciencia, la filosofía, el arte y la plena convicción de que
la vida solo vale la pena vivirla en democracia. ¿Les parece poco?.
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