Pocos
Estados son libres en verdad. La igualdad jurídica y soberana no se da en la
realidad. La libertad, la independencia y la democracia se han tenido como
principios básicos para la vida de los seres humanos. La historia de los seres
humanos, en su base tiene estos tres elementos y se esfuerzan y sacrifican por
alcanzarlos, se han vuelto ideales a veces profundos y a veces latentes.
Existen
en México muchos mexicanos que han
sacrificado sus vida en aras de la
libertad, la independencia y la democracia y pocas veces tienen el
reconocimiento pero, han existido y existen sin duda alguna.
En
1810 inicia el movimiento contra el mal gobierno que culmina con la independencia
en 1821 con la entrada del ejército trigarante encabezado por un enemigo de la
independencia Agustín de Iturbide.
En
1857 con el gobierno de Benito Juárez se promulgan las Leyes de Reforma que
limitan el poder de la iglesia y se desata la guerra entre liberales y
conservadores. Se inicia la independencia del Estado Mexicano del Estado teológico,
ganan los liberales y se consuma la independencia religiosa del Estado
mexicano.
En
1910 se inicia la revolución mexicana en contra de la dictadura de Porfirio Díaz
y se plasman la democracia, la libertad y la independencia como principios en
la Constitución general. Lázaro Cárdenas inicia la independencia económica con
la nacionalización de la industria petrolera.
Con
el regreso del Partido Revolucionario Institucional (Que nombre más absurdo), en
el 2012 no solo se abandonan la libertad, la independencia y la democracia como
ideales nacionales sino que se hace dependiente al Estado mexicano de las
trasnacionales, nacionales y extranjeras, con las reformas aprobadas. Resulta
una contradicción ridícula que el gobierno mexicano en sus tres niveles
festejen una independencia que ha sido ahogada de sopetón y plumazo. Ahora bien
se puede decir: ¡Viva Televisa!, ¡Viva Tv Azteca!, ¡Vivan las trasnacionales
que nos imponen Leyes!, ¡Viva n los gobernantes y políticos que se dan
vida con la patria!. ¡Viva la corrupción!.
Ahora
bien, los gobernantes y políticos han dejado la independencia, la libertad y la
democracia como principios rectores de la vida no los ciudadanos. La sociedad
civil debe luchar para que los
gobernantes y políticos sean castigados por sus corruptelas, imponiendo la
democracia y límites a las trasnacionales.
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