domingo, 21 de septiembre de 2014

LA FALSEDAD DE LAS RELIGIONES


Todos los seres humanos nacen sin fe alguna, sin religión alguna. La religión surge por la limitación y pequeñez humana y su miedo a la inexistencia para siempre. Ante este panorama desolador tuvieron que inventarse los dioses. Eso fue necesario para la niñez y adolescencia de la Humanidad; es muy significativo que se hayan ido enviando a la multiplicidad de Dioses al cementerio del olvido y ya no se haya inventado o “revelado” dios alguno desde hace más de dos mil años. La Humanidad va pasando del politeísmo al monoteísmo y de este, al ateísmo. Claro que el ateísmo no tendrá las grandes masas concentradas y sometidas porque no está hecho para las masas ni  tiene reglas ni solicita adeptos sino la consciencia plena de la  verdad: no hay dioses ni más allá.

Si en un primer y segundo momentos las religiones fueron verdaderas para los pueblos, útiles para los políticos y falsas para los filósofos; la falsedad se va descubriendo al avance de la ciencia, del arte, de la filosofía. Debe cavilarse profundamente la monstruosidad que se hace a los niños y adolescentes al contarles  mitos (cuentos), sobre dioses, ángeles, arcángeles, querubines y toda una clase de ficciones. Arraigadas estas invenciones en la mente de niños y jóvenes por medio del machacante insistencia de la existencia de lo inexistente: los dioses y sus cortes los menores crecerán encadenados a las ficciones metafísicas teológicas y estará preparado para ser usado por cualquier institución o autoridad por más que esta sea arbitraria o irracional. Es lamentable que se grite que se busca la libertad pero inmediatamente que nace n los seres humanos se les moldea para ser dóciles. Apenas se nace se cercena la libertad de pensamiento y de allí deriva hacia el cautiverio corporal.   


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