En
México el Estado de Derecho solo se aplica al pueblo; no al crimen organizado
ni a los gobernantes y políticos. Cuando los gobernantes y políticos cometen
delitos y salen a la luz pública, invariablemente dicen “Que se investigue hasta
sus últimas consecuencias”, a sabiendas que esas “últimas consecuencias”, invariablemente
conducen a la impunidad. Hoy, en día ningún
gobernante o político tiene el temor fundado de que sea sancionado
administrativa o civilmente ya ni se diga procesado penalmente. Tienen miedo
si, de ser puestas a la luz pública sus conductas ilegales y los delitos que
cometen porque les es, incómodo para seguir con sus prácticas ilegales y delictivas.
Por lo demás no sienten ninguna vergüenza mientras sigan viviendo de lo público
a como dé lugar. Porque para los gobernantes y políticos, el único pecado es, vivir
fuera del presupuesto.
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